Los cambios de Palenque
Los cambios de Palenque, escribe @SGarciaSoto en #SerpientesYEscaleras.
La tarde del sábado, antes de que le estallara el asunto de Ricardo Anaya y sus denuncias de "persecución política" en su contra, el presidente López Obrador estaba descansando tranquilo, en su rancho de Palenque, en donde el mandatario fue a pasar el fin de semana y aprovechó para revisar algunos pendientes y decisiones que planea tomar y anunciar en los próximos días.
Según fuentes muy cercanas de la Presidencia, López Obrador está definiendo algunos movimientos que planea hacer en su gabinete, orientados a reforzar la operación política y los cabildeos y negociaciones con el Congreso de la Unión, sobre todo a partir de lo sucedido con la Ley de Revocación de Mandato y la negativa de los legisladores de oposición a autorizar un periodo extraordinario de sesiones en el que se discutiera y votara esa iniciativa antes del 1 de septiembre.
El distanciamiento del presidente con el que fuera su operador leal y eficiente en el Senado, Ricardo Monreal, es casi total y quiere tomar por su cuenta, y con otros operadores de su confianza, la operación política en la llamada Cámara Alta. Y para eso planea hacer varios movimientos y enroques, tanto en el gabinete como en el manejo de la fracción mayoritaria de Morena, para quitarle el control que actualmente tiene el zacatecano y poder operar, con sus secretarios y senadores cercanos, las iniciativas y reformas que le interesen en la cámara senatorial.
Durante su estancia en el rancho de Palenque, solo hubo un político invitado que dialogó por varias horas con el mandatario y fue el gobernador de Tabasco, Adán Augusto López. Según las fuentes consultadas, el presidente "está muy contento con el desempeño de su paisano tabasqueño", al que ha elogiado en varias ocasiones tanto en público como en privado, por lo que en el círculo presidencial se comenta que Adán Augusto podría ser llamado para integrarse en algún cargo del gabinete, dentro de los cambios que se planean.
La paradoja, nos dicen las fuentes consultadas, es que mientras López Obrador quiere llevar a Adán Augusto a su equipo de colaboradores, a otro gobernador del sureste, el chiapaneco Rutilio Escandón -por cierto es cuñado de Adán- el presidente lo ha puesto en la mira, porque tiene demasiadas quejas de su deficiente desempeño y de la situación de tensión que se vive en Chiapas por el descontrol que priva en amplios territorios del estado.
Es tal la decepción, que se escucha decir entre colaboradores cercanos del presidente que "Rutilio está en la tablita".
En fin, que en todos esos asuntos andaba el presidente, entre la reflexión y la revisión de varias áreas de su gabinete y de la bancada del Senado en donde pretende hacer ajustes, cuando le estalló, la tarde del sábado, una bomba llamada "Ricardo Anaya", con su video de denuncia de una presunta "persecución política" detrás de las acusaciones que le ha formulado la Fiscalía General de la República por delitos de cohecho, lavado de dinero y enriquecimiento ilícito. El presidente tuvo que salir ese mismo sábado a responderle a Anaya, como no lo había hecho en más de un año, y a deslindarse de las acusaciones en su contra. Ayer lunes, en su conferencia mañanera, le dedicó más de 45 minutos a hablar del que fuera su principal contrincante en la elección de 2018 para pedirle que se entregue y que no huya "porque el que nada debe nada teme".
Veremos si el presidente logra desactivar la jugada futurista que le organizó Ricardo Anaya con su denuncia en las redes sociales y su huida del país, todo indica que a una ciudad de los Estados Unidos, y si después de eso, en algún momento, López Obrador resuelve y realiza los ajustes, cambios y enroques que estuvo pensando en su rancho "La Chingada" y si logra con ellos retomar el control político de la mayoría del Senado y mejorar la operación de su gobierno, ahora que, dicen, "ya no quiere saber nada" de Ricardo Monreal.