La cannabis, los cabilderos y la revolución verde
#ExpresoOpinión La cannabis, los cabilderos y la revolución verde, escribe Salvador García Soto en #SerpientesYEscaleras
Detrás de la discusión y eventual aprobación de la legalización de la siembra, producción y comercialización de las plantas del cannabis y cáñamo, que se va a iniciar en el Senado de la República a partir del próximo 1 de febrero, hay una enorme cauda de intereses económicos y de empresas nacionales y trasnacionales, que ya se mueven en pos del millonario mercado y los negocios e industrias que van a generar la legalización de esas plantas en el territorio mexicano.
Más allá del uso lúdico de fumar marihuana, que representa apenas el 20% del uso de esa planta, el verdadero negocio estará en lo que llaman "la Revolución Verde" y tiene que ver con los usos industriales, medicinales, agrícolas, ambientales, alimenticios y hasta cosméticos que se pueden obtener de la cannabis y el cáñamo, que representan el 80% del aprovechamiento de ambas plantas en sus distintas variedades. Es ese millonario negocio, que ya se explota en varios países del mundo, incluido Estados Unidos, lo que ha atraído la presencia en México de empresas trasnacionales que han puesto sus ojos en el codiciado mercado mexicano, por las enormes ventajas climáticas y orográficas que tiene el país para la producción industrial de la cannabis.
Cabilderos de empresas estadounidenses, canadienses, holandesas, australianas, varias de ellas asociadas con empresarios mexicanos, llevan a cabo un intenso cabildeo entre senadores de las distintas bancadas partidistas, a fin de influir en la redacción final de la iniciativa de Ley para la Regulación del Cannabis y las reformas a la Ley General de Salud y al Código Penal Federal, cuyos dictámenes están ya listos y redactados y se someterán a la votación del pleno de senadores en las próximas semanas, previas negociaciones entre los grupos parlamentarios. La mayoría de Morena, comandada por Ricardo Monreal, está a favor de esta regulación que será histórica en México y que atiende una recomendación y jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que el Congreso de la Unión regule la siembra, producción y consumo de la cannabis y sus distintos derivados, tanto con fines lúdicos como industriales, medicinales y demás formas de aprovechamiento. El modelo propuesto en el dictamen de la iniciativa que presentaron conjuntamente los senadores Olga Sánchez Cordero y Ricardo Monreal Ávila, es un "modelo mixto" en el que el Estado tiene el control de la producción, comercialización e industrialización de la cannabis y el cáñamo, y otorga "permisos" o "concesiones" a particulares y empresarios para explotar esta planta en sus distintos usos.
Para regular la industria que se busca generar a partir de la legalización, se crea el Instituto Mexicano de Regulación y Control del Cannabis, que se encargará de otorgar las licencias y prórrogas para el cultivo, cosecha, procesamiento, almacenaje, transportación y venta del cannabis para fines personales, medicinales y comerciales, además de que podrá retirar, cancelar y suspender dichas licencias y aplicar sanciones administrativas por infringir las normas aplicables. La ley impondrá controles estrictos así como penas y tipificación de delitos para quien viole el uso adulto del cannabis y utilice a menores de edad para su consumo, venta, producción y comercialización; además definirá las cantidades y gramos que podrá portar una persona adulta para su consumo personal, sin que se le criminalice o se le acuse de comercializar la cannabis sin tener permiso para ello. Una de las propuestas que realizarán senadores del PRD para adicionar la ley, tiene que ver con el uso del cannabis para la producción de cosméticos, que no está considerada en la iniciativa y que hoy representa una industria que genera millones en otros países.
Veremos, pues, cómo se pone la aprobación de la Ley para la Regulación del Cannabis y qué tanto influyen en su redacción final los cabilderos de las empresas nacionales y trasnacionales que han estado rondando a senadores clave en la discusión del tema. En todo caso, a reserva de conocer cómo queda la regulación final, lo que México ya no puede hacer es seguir frenando, por el tabú y el estigma social del consumo de la marihuana como estupefaciente, toda una industria millonaria y una enorme fuente de empleos para campesinos y trabajadores, además de los beneficios ambientales y medicinales, que ya está en marcha en varias partes del mundo y que aquí, teniendo las mejores condiciones para explotarla, seguimos sin aprovechar una planta que de cualquier modo se siembra, se procesa y se comercializa ilegalmente en nuestro país. ...Se lanza el tiro. Capicúa de los dados.
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