Gobernadores: anecdóticos y sometidos al presidencialismo
Gobernadores: anecdóticos y sometidos al presidencialismo, escribe @SGarciaSoto en #SerpientesYEscaleras.
El embate de 9 gobernadores que solicitaron el viernes la renuncia de Hugo López-Gatell por sus “errores, equivocaciones y omisiones” en el manejo de la pandemia del Covid-19 fue rápidamente desarticulado por una férrea defensa presidencial, que incluyó la manifestación de las “fuerzas vivas” de la 4T en defensa del subsecretario que, paradójicamente, terminó más fortalecido por los mismos que pretendían tirarlo.
Se confirma así que, con todo y su enorme poder local, los gobernadores no tienen la misma fuerza en los asuntos nacionales y, aun cuando conformen bloques y alianzas para acuerparse y defender los intereses de sus estados, no pasan de ser un grupo de presión que, al final termina siendo sometido por el presidencialismo que les impone tiempos, nombramientos y agenda a partir del control del Presupuesto federal, sobre todo cuando el Presidente tiene el control mayoritario del Congreso de la Unión.
Si los gobernadores juntos tuvieran mayoría en alguna de las dos cámaras del Congreso ya hubieran tirado al subsecretario López-Gatell mediante un juicio de responsabilidades (como en un régimen parlamentario), pero como estamos en un Gobierno presidencial, los reclamos de los gobernadores quedarán sólo para el anecdotario.
La operación desde Palacio Nacional, el mismo viernes que salió la carta de 10 gobernadores, fue tan rápida y efectiva, que esa misma tarde, el gobernador de Chihuahua, Javier Corral, se deslindaba de los firmantes y se ganaba que el propio López-Gatell lo calificara de “buen gobernador” en su conferencia nocturna donde aclaró que “no son 10, sino 9 gobernadores”.
El golpe inmediato redujo la lista de firmantes y tuvo un efecto noqueador para los gobernadores que firmaron la petición de destitución.
Después de Corral salió otro panista, Francisco Domínguez, a desmarcarse.
Durante todo el fin de semana los 9 gobernadores que quedaron no dijeron ni pío, mientras personajes y liderazgos del lopezobradorismo salían a pronunciarse en batería a favor de López-Gatell y a defender su trabajo en una operación tan bien orquestada, que rememoraba a las históricas “fuerzas vivas” del viejo régimen priista.
Ricardo Monreal, Mario Delgado, diputados, senadores, secretarios y subsecretarios del gabinete, el dirigente de Morena, Alfonso Ramírez Cuellar y todo opinadores orgánicos de la 4T y de las granjas de bots en redes sociales, acallaron la exigencia de los gobernadores que o se intimidaron o no quisieron defender su propuesta.
Y para completar la estrategia el Presidente que no dijo nada sobre la carta de los gobernadores en sus videos del fin de semana, remató en la conferencia de ayer lunes:
“Nosotros apoyamos al doctor López-Gatell, ha hecho un buen trabajo y vamos saliendo, es un tema muy doloroso el de la pandemia y no debemos mezclar las cosas, hay diferencias políticas… pero debe haber ciertos límites”, dijo el Presidente mientras el Subsecretario, sentado al fondo en una silla, agradecía con una reverencia de cabeza y la mano en el pecho el espaldarazo presidencial.
El único que reiteró ayer sus acusaciones fue el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, que insistía en que a su estado lo mandaron a semáforo rojo por criterios políticos, pero el jalisciense pareció quedarse solo mientras los otros 8 guardaban silencio y dejaban su airado reclamo en una mera anécdota de la que se mofaba el Presidente:
“Ellos (los gobernadores) son representantes del Ejecutivo en el estado, existen otros dos Poderes el Legislativo y el Judicial, pero bueno, ¿9 estados? Habría que preguntarle a todos los ciudadanos de esos 9 estados”.