AMLO ya perdió la agenda, ¿perderá liderazgo?
AMLO ya perdió la agenda, ¿perderá liderazgo?, escribe Salvador García Soto en #SerpientesYEscaleras
Si en el agitado arranque de este 2020, las crisis de medicamentos y abasto en hospitales públicos junto con las protestas y movilizaciones de mujeres contra el feminicidio y la violencia ya le habían arrebatado al presidente López Obrador el dominio total que tuvo de la agenda pública en el primer año de gobierno, ahora la crisis sanitaria y económica derivada de la llegada del Covid-19 amenaza con afectar el liderazgo del jefe del Ejecutivo en la República.
Porque ante la posición pasmosa y lenta de su gabinete para enfrentar y declarar una emergencia nacional por el coronavirus, algo que ya hicieron muchos otros países y gobiernos en el mundo, incluido nuestro principal socio comercial y vecino, Estados Unidos, el gobierno federal ha empezado a ser rebasado por decisiones de gobernadores estatales, instituciones privadas y empresas que decidieron anunciar e implementar sus propias medidas como una forma de evitar que se reproduzcan los contagios.
Y es que por más que el presidente insista en negar el impacto grave que tendrá el Covid-19 tanto en la salud, como en la economía, y por más que esa visión de "no pasa nada", junto a la absurda necesidad de contrastarse con lo que hicieron otros presidentes y otros gobiernos —especialmente el de Felipe Calderón ante la epidemia de H1N1—, la realidad y la natural reacción ante una pandemia de un virus desconocido para la humanidad, ha terminado por rebasar a las autoridades federales de Salud y a su estrategia que encabeza el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell.
Aunque el presidente ha dicho y repetido que toda decisión que tome su gobierno en el control y contención de la pandemia se basará en "criterios científicos y médicos de especialistas", en los hechos parece que más bien los médicos y científicos de su gabinete de salud se han sujetado y sometido a los criterios políticos y a los designios de un presidente que ni siquiera es capaz de observar y respetar las recomendaciones de su gobierno.
Y es que mientras López-Gatell le exige a la población practicar la "sana distancia" y evitar a toda costa "el contacto físico" hasta para saludarse, López Obrador no suspende sus giras y actos masivos en donde lo mismo viaja en aviones comerciales, que se rodea de multitudes que le abrazan y lo tocan y, ya en el colmo de la desobediencia de las reglas sanitarias, le planta un invasivo beso a una niña.
Pareciera que en el gobierno de la República no quieren terminar de reconocer que si la pandemia ya golpeó fuertemente a otros países, también nos está golpeando a nosotros cada día, a pesar de los buenos deseos del presidente.
Por supuesto que todos queremos, igual que López Obrador, que el país salga adelante de este problema económico y de salud, pero no será sólo con discursos políticos y con buenos deseos como lo vamos a lograr. La sociedad tiene que hacer lo que le corresponde, pero al gobierno le toca ir al frente y hacer su parte, que no es otra que dar certidumbre y tranquilidad a la población de que los expertos en salud pública están actuando rápido, con eficiencia, con recursos económicos suficientes y con todos los instrumentos e insumos médicos y científicos necesarios; pero sobre todo que su actuación, la del gabinete de salud responsable, no obedezca a consignas ni a criterios políticos, aun cuando esos criterios sean los del mismo presidente.