Ahora viene Dos Bocas

Ahora viene Dos Bocas, escribe Salvador García Soto (@SGarciaSoto), en #SerpientesYEscaleras

Con la inauguración oficial, este lunes del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles —cuyo funcionamiento y despegue aún son una incógnita por la escasez de vuelos, la ausencia de líneas internacionales y la falta de las vialidades rápidas de acceso a la nueva terminal aérea—, las baterías del presidente López Obrador y de la 4T se enfocarán en la siguiente obra faraónica del sexenio a la que le pusieron plazo perentorio, la refinería de Dos Bocas, que trabaja a marchas muy forzadas para tratar de lograr algo que hoy parece imposible: que el complejo refinador esté terminado para ser inaugurado el 1 junio de este año, según se comprometió el presidente.

En tres años el costo de la Refinería de Dos Bocas se ha incrementado por las prisas y la premura con la que se construye la obra. Aunque el costo oficial que se proyectó en 2019 es de 8,900 millones de pesos, en una reciente investigación de Bloomberg News se estimó, con base en información interna de fuentes gubernamentales que citaba el sistema de noticias financieras, que el costo real sería de 12,500 millones de pesos, un 40% más de lo proyectado.

La presión y las prisas para construir un proyecto del tamaño de Dos Bocas también han hecho que la titular de Energía, Rocío Nahle, vaya arrastrando una serie de señalamientos por favoritismos y presuntos tráficos de influencias en la asignación de los contratos millonarios para varias partes de la obra, en donde aparecen nombres de contratistas y empresas que tienen vínculos personales y afectivos con la funcionaria.

Es el caso de un empresario de Veracruz, entidad de origen de la secretaria, quien ha sido señalado en varias ocasiones por su amistad y compadrazgo con el esposo de la funcionaria y con la familia, Juan Carlos Fong, dueño de Construcciones y Reparaciones del Sur, un empresa con sede en la ciudad de Coatzacoalcos, quien pasó de ser una pequeña constructora con obras locales para Pemex, a tener varios contratos millonarios en la refinería Dos Bocas, a pesar de tener un historial de incumplimientos.

Fong Cortés, además de presumir su cercana amistad con José Luis Peña Peña, esposo de Nahle, también hace gala de la estrecha amistad que su esposa, Martha Carrillo, tiene desde hace décadas con la titular de la Sener. Eso ha provocado que entre las empresas que participan en Dos Bocas haya la persistente queja del favoritismo que se tiene por Fong.

Construcciones y Reparaciones del Sur llegó a la obra siendo parte del consorcio Huerta Madre, el cual realizó el desmonte y dragado del terreno para la construcción de la refinería, y que como le comenté en esta columna el 19 de mayo de 2020, se constituyó siete días antes de que se le entregara ese contrato por 4 mil 968 millones de pesos. Pero después de eso, Fong ha recibido por contrataciones vía adjudicación directa alrededor de 4 mil 600 millones de pesos, pues lo mismo construye vialidades, como edificios y recientemente se le asignó la construcción del gasoducto que irá de Cactus, Chiapas, a la refinería de Dos Bocas, en Paraíso, Tabasco, con lo que se espera surtirla de gas.

La sola relación cercana de Fong con el esposo de la funcionaria federal, y el hecho de que haya evolucionado de ser una pequeña compañía de Coatzacoalcos, que pasó de tener obras pequeñas e incluso de ser inhabilitada por la Función Pública en 2004 por presuntamente haber "inflado precios" en los contratos para reparar el derrame de combustible del oleoducto de Teapa, a haber recibido miles de millones de pesos en adjudicaciones directas en la construcción de Dos Bocas, debería ser motivo de al menos una investigación en un gobierno que dice que el que el tráfico de influencias "es cosa del pasado"... Escalera doble. Bien comienza la semana.