Cartas marcadas
"Cartas marcadas", escribe Ricardo Homs en #ColaboraciónEspecial
El destino del Poder Judicial está definido desde que inició el gobierno de la 4T… hubiera sido como hubiera sido. Hubiesen actuado como hubiesen actuado. Todos los gobiernos saben que deben capturar a este poder del estado, para neutralizarlo.
Que la ministra Yasmín Esquivel solicite la renuncia de la presidenta de la SCJN, Norma Piña, y Ricardo Monreal la culpe de intransigente no es casual. Seguramente no son opiniones personales, sino instrucciones puntuales recibidas de Palacio Nacional, siguiendo una estrategia previamente definida.
Si de algo ha pecado la ministra Piña ha sido de ser excesivamente prudente e institucional frente al acoso y provocación, lo cual ha llegado incluso al circo realizado por unos títeres de la 4T quemando una piñata con su figura frente a las oficinas de la SCJN, para intimidarla y quebrarla emocionalmente.
Esta nueva fase que iniciaron la ministra Esquivel y el aún senador Monreal, es la fase del linchamiento: el interno, pretendiendo provocar en el seno de la SCJN el repudio de sus colegas y el escarnio público por intransigente, que pretende activar Monreal. No importa que el presidente haya salido al quite magnánimamente desechando la renuncia de ella.
Es evidente que se haya actuado como se haya actuado desde la presidencia de la Suprema Corte, el resultado en este momento hubiera sido igual. Las cartas estaban marcadas desde el inicio de este gobierno y la pérdida de la mayoría calificada en 2021 retrasó este objetivo y por ello el presidente no pretende desperdiciar el último mes de su poder presidencial. Por ello no escatima recursos de tejer una red que cerque al Poder Judicial.
Tampoco ha habido una estrategia comunicacional profunda por parte ni de la SCJN -ni del Poder Judicial ampliado- para defenderse ante la Opinión Pública. No han recurrido a equipos profesionales, externos y siguen planeando respuestas racionales de tipo interno, “made in home”, que no moverán ni un ápice la respuesta popular, que está manipulada a partir de los agravios que en materia de justicia mueven hoy el resentimiento popular contra el Poder Judicial.
Su programa de las “cien sentencias” (reales y aplaudibles), que cambiaron la realidad de muchos mexicanos, equivale a un “mejoral” -o un placebo- para enfrentar un cáncer con metástasis.
Hoy más que nunca se requiere la presencia pública de los ministros en retiro de la SCJN dándole apoyo moral a la ministra presidenta. A final de cuentas con toda seguridad esta reforma -si sale a gusto del Presidente- significará la pérdida total de sus pensiones por jubilación. La 4T va por todo de forma radical y con un solo golpe de guillotina. Basta con escuchar las declaraciones del diputado morenista Hamlet García Almaguer respecto a los salarios de los ministros. Desgastar al Poder Judicial es hoy la estrategia.
MENSAJE A GARCÍA… PERO A HAMLET
En un evento clientelar de amplia difusión mediática, donde participaron la ministra Lenia Batres y el diputado federal morenista Hamlet García Almaguer, éste utilizó ante su gran público -como un argumento a favor de la remoción inmediata de ministros de la SCJN-, el altísimo salario de los ministros, en lugar de dar argumentos de tipo profesional.
¿No sería justo diputado que también explique a su clientela que los diputados de su bancada también ganan mucho simplemente por levantar el dedito para aprobar lo que les ordenan desde Palacio Nacional, sin que modifiquen ni una coma al texto y seguramente sin haberlo leído antes?
Además, para ser legislador de su partido no se requiere ninguna preparación, experiencia ni conocimientos… Hemos visto pasar a tribuna -en la Cámara de Diputados- a legisladores que pueden ser muy populares en su colonia, pero no saben ni leer bien el texto que les pasan para su lectura.
En contraste, para ser juez, magistrado o ministro de la SCJN se requiere una larga carrera judicial y conocimientos altamente especializados. Si no lo cree, pregúntele a las ministras Loretta Ortiz Ahlf … e incluso a Yasmín Esquivel Mossa, ambas de la misma corriente política que usted.
¿Y a usted qué le parece?