Inflación, tasa de interés y tipo de cambio

"Inflación, tasa de interés y tipo de cambio", escribe Noemi Levy Orlik en #ColaboraciónEspecial.

El aumento de la inflación es uno de los efectos más notables del periodo de recuperación económica post pandemia. Se esperaba que el aumento de la demanda y la escasez de insumos, resultado de la recuperación económica, combinado con el conflicto geopolítico (Estados Unidos y China y la guerra europea) generaría presiones inflacionarias transitorias. Sin embargo, la FED, en marzo de 2022, inició un aumento de la tasa de interés con el argumento que la economía de EU estaba sobrecalentada y podría provocar una hiperinflación por las limitaciones del mercado laboral.

Las estadísticas económicas de EU indican que el crecimiento de los salarios está por debajo del crecimiento de la productividad y, el aumento de los precios se explica por la creciente concentración de las corporaciones. Así, el aumento de los precios se debe al aumento del margen de ganancias y, contrariamente a la explicación de la FED, la clase trabajadora sigue perdiendo participación en el ingreso.

En países en desarrollo con gran apertura comercial, con modelos de producción liderados por exportaciones de bienes primarios y maquila, producidas por cadenas globales de producción, las economías son tomadoras de precios, o sea, la mayor parte de la inflación proviene de bienes importados. Así, una de las principales vías para combatir la inflación es la estabilidad del tipo de cambio. En ese contexto, los países de la región, particularmente México, siguió el movimiento de la tasa de interés de la FED que, además, garantiza estabilidad financiera. Esta política, combinada con el PACIC (mayo 2022) que limitó el precio de la gasolina, electricidad y acordó con el sector privado contener los precios de bienes determinados, efectivamente logró reducir el aumento de los precios.

Uno de los efectos del aumento de la tasa de interés es el abaratamiento del tipo de cambio, reforzado por las remesas y la inversión extranjera directa, resultado de la relocalización de las empresas en el área geográfica dominado por EU. La gran interrogante es qué tanto el tipo de cambio apreciado afecta al crecimiento económico, al empleo y los salarios. Curiosamente, en este periodo los salarios (mínimo e industrial) han tenido un aumento sin precedente, con altos niveles de empleo, aunque el crecimiento económico es bajo. Ello, sin embargo, se asocia con la baja productividad de las corporaciones extranjeras líderes, lo cual se revierte con políticas públicas de exigencia de traspaso tecnológico. Se advierte que gran parte de las exportaciones de la manufactura mexicana que producen las grandes corporaciones es más sensible a las necesidades de la cadena global de producción que al tipo de cambio y, en el caso del sector petrolero, hay una decisión de refinación domestica del petróleo para adquirir autonomía energética.

Debemos concluir señalando que excesos en la apreciación del tipo de cambio no son recomendables porque incrementa el consumo de bienes importados y puede desincentivar las exportaciones de la pequeña y mediana industria. En este contexto, el Banco de México debería comenzar a reducir la tasa de interés objetivo, apoyado por políticas de comunicación que está comprometida con la estabilidad financiera. Un elemento adicional es que altas tasas de interés incrementan el costo de los créditos de la pequeña y mediana industria y aumenta el pago de intereses por endeudamiento interno.

Profesora de la Facultad de Economía de la UNAM e integrante del Centro de Análisis de Coyuntura Económica, Política y Social, CACEPS