Armamentismo y militarismo en crecimiento, ¿hay alternativas?

"Armamentismo y militarismo en crecimiento, ¿hay alternativas?", escribe Mauricio Meschoulam (@maurimm) en #ColaboraciónEspecial

El armamentismo y el militarismo de otros tiempos, están de vuelta. La realidad es que nunca se marcharon. Sin embargo, a partir de una serie de arreglos internacionales como los tratados para regular las armas, y a partir de nuevas prioridades y nuevos acomodos en el sistema internacional, fueron otros los problemas de seguridad los que marcaron la agenda durante años.

Una gran cantidad de ensayos y análisis sostienen que "fuimos demasiado inocentes". El planteamiento de la era de la posguerra fría consistía en que, gracias a la globalización con sus flujos comerciales y financieros, la interdependencia económica y el sistema de derecho internacional e instituciones multilaterales, las probabilidades de guerras mayores habían disminuido considerablemente. Pero ese planteamiento falló y debemos repensarlo todo, según se dice: los hechos recientes parecieran demostrar que las grandes potencias considerarán siempre sus decisiones y prioridades a partir de sus intereses y agendas, dentro de las cuales, lo económico siempre será secundario.

Ahora bien, el retorno de la rivalidad entre las superpotencias no inicia con Ucrania, sino mucho antes. Pero la interpretación que se está haciendo es que se desaprovechó la oportunidad que existía para disuadir a Putin. Se debió actuar con mucha más fuerza contra él desde que Rusia invadió y anexó Crimea. Matthew Harries (Foreign Policy) afirma que Putin no debe sentir que sus amenazas nucleares tuvieron éxito. Es decir, Moscú ha sido altamente eficaz en persuadir al mundo de que, si algún país de la OTAN hubiese entrado a Ucrania con tropas o aviones, ello haría al conflicto escalar velozmente hacia una guerra nuclear. Occidente debe, en cambio, invertir recursos, armas y el mayor esfuerzo —y sin miedo— para que "Putin sea derrotado y comprenda que sus capacidades nucleares no le permiten invadir países".

Esa serie de argumentos, como se puede ver, están siendo muy sólidamente estructurados y esgrimidos. Su penetración crece cada día, y sus aplausos se están volviendo ya parte de la normalidad, sin que parezca estarse construyendo algún argumento alternativo que tenga la misma penetración y convencimiento.

No es necesario volver a explicar, décadas después, los riesgos que conlleva un equilibrio de terror como el que se está reconstruyendo. Pero quizás el problema mayor consiste en asumir que estamos ante "el retorno" de la Guerra Fría, o en una "Guerra Fría 2.0" siendo que 2022 es 2022, no 1950. Las condiciones económicas globales, por ejemplo, son completamente diferentes, lo cual genera niveles de interdependencia que no se conocían en otras eras. Además, la conflictiva actual no es bipolar sino multipolar. La proliferación nuclear está siendo un factor no en uno o dos conflictos, sino en varios.

En fin, no hay respuestas simples. Hay que asumir primero, que las lógicas de pensamiento que hoy están teniendo altísima penetración, nos colocan ante escenarios de equilibrios de terror que son insostenibles en el largo plazo; segundo, que el sistema de instituciones y arreglos multilaterales ha sido insuficiente para ofrecer alternativas eficaces ante lo que hoy está ocurriendo, y tercero, que se requiere hacer enormes esfuerzos para repensar y reconstruir a partir de esos aprendizajes. La paz armada es apenas un estado de "paz negativa" con un alto potencial de explotar de alguna u otra forma. La paz no se limita a la ausencia de guerra o violencia. Estudiar a fondo los factores que construyen y sostienen un estado de paz es una tarea seria, de la que hay mucha investigación y pensamiento. Se requiere releer ese conocimiento y construir alternativas que puedan ser a la vez convincentes y viables.

Mauricio Meschoulam
(Analista internacional)