Minería, los muertos no mienten

"Minería, los muertos no mienten", escribe Joaquín López-Dóriga en #EnPrivado

La libertad también implica el derecho a ser buenos o malos seres humanos.

Florestán.

A eso de las 2:30 de la tarde del 5 de agosto de 2010, en las entrañas de la mina cuprífera de San José, cerca de la comunidad de Copiapó en el desierto de Atacama, Chile, se registró un derrumbe provocado por una explosión de roca. El primer reporte decía que 33 mineros habían quedado atrapados a 720 metros de profundidad, lo que luego se confirmaría.

Cuando se llegó a hablar, incluso se tomó la decisión, de abandonar los trabajos de salvataje, la pequeña comunidad, familiares, sobrevivientes y el país, llevaron al presidente Sebastián Piñera a corregir y redoblar los esfuerzos.

Los rescatistas hicieron contacto con los mineros, estaban vivos y a los 67 días del derrumbe, fueron todos rescatados a salvo.

Fue un caso excepcional, pero documenta la decisión política, el esfuerzo y, sin duda, el milagro de Dios, milagro que se quedaron esperando los 65 mineros de Pasta de Conchos, en Nueva Rosita, Coahuila, tras la explosión del 19 de febrero de 2006, milagro que hoy esperan los diez atrapados en el pocito carbonífero de Agujita, en Sabinas, mismo estado de Coahuila que mañana cumplen quince días a sesenta metros de profundidad, sin que los equipos de rescate hayan podido establecer contacto con ellos y sin que nadie ni nada, más que la esperanza y la fe, puedan creer que están vivos.

Detrás de esto, como en todos los desastres mineros, hay historias de corrupción y fallas oficiales en los gobiernos del PAN, del PRI y ahora de Morena.

Por más que lo nieguen ahora, como lo negaron en el pasado.

Los muertos no mienten.

RETALES

1.- RELEVO. Nadie vio venir el nombramiento de la coordinadora de Atención Ciudadana de la Presidencia, Leticia Ramírez Amaya, como nueva secretaria de Educación Pública. Militante y dirigente de la CNTE, conoce a López Obrador desde hace 28 años. Ayer mismo, sin decir una palabra tomó posesión del cargo. Nadie va a extrañar a Delfina, que se fue de candidata;

2.- ACLARANDO. La alcaldesa de Tijuana, Monserrat Caballero, me explicó que no, que no quiso decir lo que dijo. Y que combatir la violencia en aquel municipio es de su responsabilidad, independientemente si es del fuero federal o estatal. Y dijo que no hubo un solo muerto, a diferencia de otros estados, refiriéndose al municipio más importante de Chihuahua, Ciudad Juárez, con once asesinados; y

3.- MAGRO. La directora de las Universidades del Bienestar, Raquel Sosa, hizo una confesión pública, que quiso ser logro, revelación ante el Presidente de la República en su reciente visita a Colima. Queriendo presentar un avance, le informó que ya son 600 los egresados de sus 145 universidades, un poco más de cuatro por escuela, lo que debe ser uno de los niveles más bajos del mundo. Pero así son, los tiempos estelares de la 4-T.

Nos vemos mañana, pero en privado.