¿Dónde quedó aquel López Obrador del 18?
¿Dónde quedó aquel López Obrador del 18?, escribe Joaquín López-Dóriga en #EnPrivado.
Que no se preocupe. Le podría pasar a cualquiera que no sabe lo que hace.
Florestán.
Cuando hoy estamos a 16 meses de que termine el gobierno de Andrés Manuel López Obrador quiero recuperar su discurso de cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación lo declaró presidente electo, el 8 de agosto de 2018:
"Ofrezco a ustedes, señoras y señores magistrados, así como al resto del Poder Judicial, a los legisladores y a todos los integrantes de las autoridades autónomas del Estado, que no habré de entrometerme de manera alguna en las resoluciones que únicamente a ustedes competen. En el nuevo gobierno, ninguna autoridad encargada de impartir justicia será objeto de presiones ni de peticiones ilegítimas cuando esté trabajando en el análisis, elaboración o ejecución de sus dictámenes y habrá absoluto respeto por sus veredictos. Cada quien actuará en el ámbito de su competencia y la suma de los trabajos, respetuosos e independientes, fortalecerá a la República. El Ejecutivo no será más el poder de los poderes ni buscará someter a otros poderes".
De aquella declaración han corrido cuatro años y diez meses y yo pregunto: ¿Dónde quedó aquel López Obrador y dónde aquellos compromisos, cuando hoy controla al Poder Legislativo, descalifica cotidianamente al Judicial, en particular a la Suprema Corte y en forma directa a su presidenta, Norma Lucía Piña Hernández y ha convertido a su presidencia en el poder de los poderes?
¿Qué ha sucedido y por qué de aquel miércoles 8 de agosto de 2018 a este mayo de 2023?
Porque a lo que se comprometió como Presidente electo lo ha incumplido como Presidente de la República, para lo que podrá tener una coartada, pero nunca una justificación.
Por eso la duda cuando repite que el año que viene se irá en retiro a su finca en Palenque, cuando sabe que sin él no habrá consolidación de la 4-T ni Morena que la respalde.
RETALES
1.- SEÑAL. López Obrador aceptó ayer negociar con la delincuencia organizada para acabar con las desapariciones, lo que es responsabilidad exclusiva del Estado Mexicano, de su gobierno y no de ilusorios e ilegales acuerdos con los criminales;
2.- ESQUINAZO. El poder palaciego llevó, primero al Partido Verde y ayer al PT, a declinar (sic) a favor del candidato de Morena al Gobierno de Coahuila, Armando Guadiana, cuando hoy terminan las campañas. Ese es un estado que en el palacio presidencial dan por perdido no obstante estas tardías e improductivas alianzas; y
3.- CALUMNIAS. Ayer, el Presidente acusó a Norma Lucía Piña Hernández de contratar a María Elena Casanueva como secretaria ejecutiva de administración del Poder Judicial, cuando trabajó, dijo, con Genaro García Luna, lo que es falso. Estuvo, sí, en el Secretariado de Seguridad, pero cuando dependía de Gobernación, no de Seguridad Pública, es decir, no de García Luna. Los suyos lo volvieron a clavar.
Nos vemos mañana, pero en privado.