Ah que las lucecitas del Presidente

"Ah que las lucecitas del Presidente", Escribe Joaquín López-Dóriga en #EnPrivado

Sí, el país aguanta un piano, no sé si dos.

Florestán

El presidente López Obrador volvió una vez más a las instalaciones de la basa naval de Acapulco a la que llegó en helicóptero, de los que no iba a volar y durmió en su residencia, que no iba a pisar.

Por la noche, sobrevoló, la bahía de Acapulco y se quedó muy contento, tanto, que por la mañana, antes de volar de regreso a la Ciudad de México, hizo otro recorrido, lo más cercano que ha estado de la devastación y de los cientos de miles de damnificados, desde su crucero por la bahía en un buque con motivo del Día de la Armada, el pasado día 23.

Ayer por la mañana, en la fortaleza marina, sin asomarse a la devastación ni hablar con uno solo de los miles de damnificados a los que prometió que no pasarían una amarga Navidad, reiteró su generalizado, “todo va requetebién” y agregó, exultante:

“De acuerdo a los tiempos, considero que ya el 24 va a ser mejor la Navidad y el 31, mejor. Cuando les digo que el 24 va a ser mejor es porque ayer que sobrevolé en la noche Acapulco, ya hay en muchas casas, los foquitos de Navidad y me dio mucho gusto eso, el regreso a la normalidad; y el 31 va a estar mucho mejor, en una de esas el 31 ya van a estar terminando algunas viviendas y, sin duda, en marzo al 100, del año próximo; en marzo vamos a terminar”.

Y se quedó tan orondo.

¿De verdad cree, Presidente, que los foquitos de Navidad que vio son ya un regreso a la normalidad, como dijo? ¿Qué los damnificados no van a tener una amarga Navidad, como les había dicho? ¿Qué el 31 de diciembre, dentro de diez días, va a estar aún mejor, como afirmó? ¿Qué para entonces, diez días, insisto, van a estar terminadas algunas viviendas y que sin duda, en marzo vamos a terminar la reconstrucción de Acapulco? ¿De verdad cree todo eso?

No cabe duda que en su palacio se vive una realidad alterna de la que usted habla tanto, que no tiene nada que ver con la que viven millones de mexicanos.

Por eso se deja ver feliz, aunque los demás, excepto sus feligreses, no lo sean tanto.

RETALES

1.- WEVA. La sesión de la Permanente de ayer duró una hora y luego los legisladores se dieron tres semanas de vacaciones, como si todo marchara perfecto y no hubiera nada pendiente. Para eso me gustaban;

2.- PAGO. Ricardo Anaya heredó la presidencia del PAN a Marko Cortés en 2018 para ser candidato presidencial. Perdió, huyó y hoy, casi seis años después, Cortés sigue al frente de ese partido y paga a Anaya con una senaduría de lista en la que él se puso de uno. Los que eran diferentes; y

3.- TREN. Me parece frívolo burlarse del menú del Tren Maya, cuando es lo de menos. Prefiero recordar que López Obrador hablaba de tarifas inferiores a cien pesos y son diez veces más caras. Para no insistir en la carga financiera de un proyecto económicamente insostenible. Pero tendrá su tren de Navidad.

Nos vemos mañana, pero en privado.