En servicios públicos: ¿mejoramos o nos conformamos?

"En servicios públicos: ¿mejoramos o nos conformamos?", escribe Marco Paz en #ElPoderdelasIdeas

Es común escuchar las quejas de los ciudadanos por la baja cobertura y calidad de los servicios públicos. A estas quejas, se han sumado en los últimos meses el regreso de las colas en las ventanillas públicas, los errores y retrasos en las respuestas, y la aparición de los “coyotes” en las oficinas públicas que te ofrecen caminos cortos para resolver tus trámites públicos.

Si valoramos las expresiones públicas en las redes sociales, en los medios de comunicación y las conversaciones entre colegas y amigos, pareciera que hay una creciente insatisfacción y molestia generalizada por el desempeño del gobierno. A ello hay que sumarle los estudios de opinión donde existe una mala calificación de temas públicos críticos como la seguridad pública y el combate a la corrupción (de acuerdo al reporte de Consulta Mitofsky y El Economista de junio, 50% de los mexicanos creen que la seguridad está peor y 84% cree que la corrupción es mucha o regular).

Sin embargo, cuando acudimos a los datos duros, esto es, a estudios de gran representatividad, que preguntan sobre la satisfacción y calificación de los servicios públicos, de manera sorprendente los mexicanos nos manifestamos satisfechos con la mayoría de los servicios públicos que recibimos.

La Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (Encig), elaborada por el Inegi, reporta que comparando 2017 con 2021, los mexicanos hemos mejorado nuestra satisfacción en la prestación de los servicios de drenaje y alcantarillado, alumbrado público, parques y jardines, recolección de basura, policía, calles y avenidas y carreteras y caminos sin cuota. Solo hay una leve disminución de una décima en el caso del agua potable.

Sin embargo, la mayoría de los servicios están por debajo de 50% de satisfacción: drenaje y alcantarillado (45.6%), alumbrado público (40.5%), parques y jardines (40.8%), policía (25.3%), calles y avenidas (25.1%) y carreteras y caminos sin cuota (31.3%).

La calificación en la última evaluación de estos servicios es, para sorprendernos, en algunos casos aprobatoria: agua potable (6.8), drenaje y alcantarillado (6.4), alumbrado público (6.1), parques y jardines (6.3), recolección de basura (7.7), policía (5), calles y avenidas (5.2) y carreteras y caminos sin cuota (6).

Más llama la atención la calificación que le damos a los servicios bajo demanda como la educación de primaria a preparatoria (7.9), la educación universitaria (8.9), al Insabi (7.1) o la energía eléctrica (8).

¿Qué está sucediendo en la evaluación y satisfacción que hacemos de los servicios públicos? Hay varios aspectos que llaman la atención. Sorprende la cantidad de quejas en algunos servicios y los niveles de satisfacción ciudadana, como los casos del agua potable y la recolección de basura, o la educación obligatoria y universitaria, el Insabi y la energía eléctrica. Pero ello no se refleja en los niveles de satisfacción ni en su calificación.

Por otro lado, hay servicios muy mal calificados, reprobados, donde la autoridad debería de actuar de manera inmediata y contundente ante los riesgos de rebelión ciudadana por insatisfacción y no pasa nada. No hay consecuencia ni de parte de los gobiernos, ni de la ciudadanía. Me refiero al caso de la policía y las calles y avenidas.

Pareciera que los mexicanos estamos entrando a una peligrosa etapa de conformidad con los malos servicios públicos, donde pagamos impuestos y cuotas por respuestas insatisfactorias y deficientes. Pero no pasa nada, no hay consecuencias. Nuestras quejas se las lleva el viento o se quedan en las ventanillas y buzones.

¿Qué nos está pasando? ¿En verdad estamos "normalizando" la mediocridad y el desorden público? ¿Queremos que siga la degradación de lo público?

Marco A. Paz Pellat

alfil3000@gmail.com