Sólo falta que AMLO desista

"Sólo falta que AMLO desista". escribe Carlos Marín en #ElAsaltoALaRazón

Impensable que Martí Batres, secretario de Gobierno en la administración de Claudia Sheinbaum, cometiera la barrabasada que perpetró su suplente César Cravioto, quien además de ocupar el escaño es vocero de Morena en el Senado: prometer embajadas a gobernadores de la oposición que se “comporten bien” en las próximas elecciones.

El desliz ocurrió el martes en que se debatió y ratificó al exmandatario de Campeche, Carlos Miguel Aysa González, como embajador de México en la República Dominicana, en medio del escándalo que generó el chaqueteo de su hijo para votar a favor de la contrarreforma eléctrica.

La estulta oferta del soborno diplomático fue dirigida a los gobernadores de Aguascalientes, Hidalgo, Durango, Quintana Roo, Oaxaca y Tamaulipas:

“Compórtense bien, no metan las manos en el proceso electoral, hagan bien las cosas y tal vez reciban una invitación para que sean embajadores en nuestro país (sic) y representen bien a nuestro país…”.

El disparate cumple hoy una semana, pero nadie del partido en el poder ni el presidente López Obrador o alguno de sus colaboradores, como tampoco la Cancillería, ha condenado lo que apestó a descarada compra de voluntades y evidente corrupción.

Por irrelevante que sea en sus efectos prácticos (ya parece que un senador puede incidir en lo que es facultad indiscutible del Presidente de la República), el craviotazo entraña la aceptación de que la 4T reparte premios a supuestos opositores como lo eran los exgobernadores Quirino Ordaz y el padre del diputado del PRI que brincó a Morena.

Germán Martínez, senador del Grupo Plural, criticó el nombramiento de Aysa porque no se puede “convertir al servicio exterior en una casa de citas para pagar favores políticos. No vamos a ir con esta nominación de entregar embajadas a cambio de votos en esta pedagogía de prostitución de la política exterior”, había dicho, antes de que Cravioto cometiera su descomunal imprudencia.

El incidente se da en un contexto de penoso zarandeo de la política exterior mexicana, a partir de cuestionables nombramientos (de manera bochornosa en los consulados de Estambul y Barcelona), luego de la frustrada designación de Pedro Salmerón en la Embajada de Panamá (cuya Cancillería rechazó la designación) y la congelada aceptación en su lugar de la cuestionable senadora Jesusa Rodríguez.

Para acabarla de amolar, el Gobierno estadounidense rechazó ayer la petición que le hizo AMLO a Joe Biden de que sean invitados a la Cumbre de las Américas los gerifaltes de Cuba, Nicaragua y Venezuela:

“Es una decisión del Presidente. Ha sido bien claro que los países que por sus acciones no respeten la democracia no van a recibir invitaciones…”, explicó el secretario Adjunto del Departamento de Estado, Brian Nichols.

Y desde ayer también circuló la especie de que López Obrador, por una incomprensible “solidaridad” con los tiranos, desista de acudir…