¿Qué más va a militarizarse?
¿Qué más va a militarizarse?, escribe Carlos Marín en #ElAsaltoALaRazón.
Especializado en derecho aeronáutico, Rodrigo Soto Morales “comienza” a ocuparse de un tema que domina ya: el marítimo.
Gracias a mi amigo Armando Rendón abrí la liga https://drive.google.com/file/d/19cQF4vk_OPNbGHI4lAcQz-EApKCq5UeH/view?usp=sharing y conocí una luminosa explicación sobre la insensatez de responsabilizar a la Marina Armada del manejo administrativo de los puertos.
Aquí un quemón: La investigación de los delitos fiscales y el contrabando son tareas de una institución civil: la policía.
Y asegurarse del pago de derechos aduaneros, el control arancelario y la licitud de las mercancías del comercio exterior corresponden a un órgano “aduanero” que, entre otras atribuciones, puede “multar”.
Darle tal función a la Marina Armada contraría el diseño constitucional de la República porque se concentra el poder en menos instituciones.
Hablar de “corrupción y delitos” es sacarle el bulto al Estado de Derecho.
Corrupción y concentración de funciones debilitan a las instituciones civiles.
El derecho marítimo parte de tratados internacionales para facilitar la navegación y el comercio.
Admite una autoridad mixta (desde 2017 las capitanías están en manos de la Marina Armada), con reparto preciso de atribuciones entre los poderes civil y militar (éste vela por la soberanía territorial y la seguridad portuaria).
La plena militarización inhibe la actividad comercial, ya que los puertos son para facilitar “la navegación y el comercio”.
Cuando el registro marítimo y la matriculación de los buques pasa de las autoridades administrativas civiles a las militares, se distorsiona la concepción del Estado moderno, republicano y democrático.
Para operar, las Fuerzas Armadas fueron creadas y diseñadas con el uso de “la fuerza” como atributo primordial.
El abogado se plantea:
“Cuando digo que el tráfico de mercancías, que debe ser controlado a través de las aduanas ‘cuyos pagos de derechos son de naturaleza fiscal’ y, so pretexto de que hay corrupción e inseguridad, las funciones de la ‘policía’ pasan a ‘los militares’, ¿qué sigue? ¿La aviación, las torres de control, los servicios a la navegación aérea, el autotransporte federal, el ferroviario…?”.
El trabajo de erradicar la corrupción, de denunciar, perseguir y procesar, es más extenuante.
Una carrera de largo plazo, pero “a los políticos lo que les interesa son carreras de corto plazo.
A los hombres de Estado lo que les interesa no es ganar unas elecciones, sino beneficiar a generaciones”.
Asignarles cada vez más tareas administrativas a las Fuerzas Armadas revela una visión cortoplacista, nociva a la idea de Nación plasmada en la Constitución.
Por indeseable que sea, militarizar los puertos impone reformar el 21 constitucional y las leyes orgánica de la Marina (y su reglamento interior), la aduanera y la de comercio exterior; las regulaciones no arancelarias y arancelarias, el código de comercio y asegurarse de los avisos que tienen que darse a la Organización Marítima Internacional…