Palabras que la CNTE no merece
Andrés Manuel López Obrador les dice a los saboteadores de las vías férreas de Michoacán que su actuar “no es de izquierda”, que su intransigencia nada tiene que ver con esa corriente ideológica pero sí con el conservadurismo y que “los extremos se tocan”.
Tiene razón y parece que está corrigiendo el error de creer que la CNTE practica valores de avanzada.
Ya desde el 12 de octubre pasado, en Mérida, sin proponerse halagarlos, el entonces Presidente electo lanzó un desatinado cumplido a los militantes de esa retrógrada facción magisterial definiéndolos como “radicales de izquierda”, al reprocharles el llamado que hicieron a no votar ni siquiera por él, ya que lo consideraban un político tradicional más y dudaban que también, como ellos, quisiera echar abajo la reforma educativa del peñanietismo.
Pero tanto el adjetivo radical como el sustantivo izquierda no son aplicables a la CNTE porque los radicales no necesariamente son negativos, dañinos o perniciosos cuando tienen la convicción de no matar, no transar, defender el honor, no corromperse, por ejemplo.
Y ser de izquierda es tender ideológicamente al bienestar social, en particular a la superación de la pobreza, con influencia del pensamiento socialista o progresista.
La CNTE se caracteriza por todo lo contrario y sus movilizaciones, paros de labores, vandalizaciones, bloqueos y sabotajes a la economía son motivados por su apetito de dinero mal habido y escalamiento de posiciones políticas, como las aprovechables 40 diputaciones federales que hoy tiene.
En realidad, esa panchera y rijosa organización es extremista y aquí caben lo mismo izquierdistas y derechosos cuando lo único que les importa es satisfacer su propia conveniencia, nunca la de la sociedad.
Desde el punto de vista ideológico, la CNTE está más próxima a la “cosmogonía” caciquil de Moctezuma Ilhuicamina o Moctezuma Xocoyotzin que a los ideales del Che Guevara.
A López Obrador “le crecieron los enanos” desde que, como aspirante a la Presidencia de la República, le ofreció a la temible Sección 22 restituirle (no se lo ha cumplido y todo indica que jamás le cumplirá) la rectoría de la enseñanza básica en la entidad mediante la entrega del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca.
Dos semanas después del involuntario piropo desde Yucatán a los falsos “radicales de izquierda”, los líderes en Ciudad de México, Guerrero, Chiapas, Oaxaca y Michoacán acudieron a la casa de trabajo que ocupó AMLO en la colonia Roma para “que tenga una agenda amplia con nosotros”, según dijo Enrique Enríquez Ibarra, líder centero en la capital del país.
Ante lo redituable que les pinta su delito a los plantados en las vías y lejos de hacerle caso al Presidente (pese a su trato cortés) en el llamado a que dejen de boicotear el paso de trenes en Michoacán, la poderosa 22 inició ayer sus recurrentes bloqueos en la capital oaxaqueña para ver qué sacan…