No checan dichos, hechos ni fechas
No checan dichos, hechos ni fechas, escribe Carlos Marín en #ElAsaltoALaRazón.
Del oneroso contrato de Pemex con Etileno XXI, propiedad de Breskin-Idesa-Odebrecht, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha denunciado que el subsidio en la venta del gas etano a bajo precio significó un quebranto a la nación de 15 mil millones de pesos.
La paradoja de su “cruzada” contra la corrupción es que el caso más representativo y espectacular del momento, el de Emilio Lozoya, cuelga de la palabra del manipulable “testigo colaborador” que se prestó a cohechos porque, aduce, lo “instrumentalizaron”, en su declaración ministerial dice mentiras obvias, como cuando se refiere a los tocayos José Antonio Meade Kuribreña y González Anaya, funcionarios en las administraciones de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto.
Según él, en el primer trimestre de 2013, siendo director de Pemex, en una conversación telefónica con Meade, hablaron de que saldría más caro y riesgoso (litigios con penas económicas) modificar el contrato a 20 años con Etileno XXI y acordaron dejarlo tal cual, pese a que ponía en riesgo los proyectos productivos de la petrolera mexicana.
Dice asimismo que en la transición de los gobiernos calderonista y peñanietista “Luis Videgaray Caso me informó que Braskem “le debía dinero al grupo” de Ernesto Cordero y “José Antonio Meade”, el cual sería pagado si les garantizaban la continuidad del contrato de Etileno XXI firmado en 2011/2012”.
Y que en la charla Videgaray condicionó el pago de sobornos para legisladores a la aprobación de las reformas estructurales, en especial la energética.
La versión es descocada: El contrato de Braskem (Etileno XXI) “se finalizó en 2009 y se firmó en 2010”.
Y lo que analizó el Consejo de Administración de Pemex el 29 de abril del 2011 “no fueron el contrato ni la firma”, sino las recomendaciones del Comité de Estrategia de Inversión para que se emitieran lineamientos que definieran la forma en que debían ser autorizados contratos de tal calibre, lo que fue aprobado por unanimidad.
En 2017, cuando González Anaya dirigió Pemex, se empezó a intentar una renegociación del contrato (en total hubo 19 reuniones), pero vino la elección presidencial de 2018 y Braskem se levantó de la mesa.
Su director, Fernando Mora, descartó entonces que la firma aceptara renegociar el contrato por el que Pemex se obligó a entregar a Etileno XXI el gas etano que tiene que importar, y dijo estar dispuesto a discutir alternativas con el Gobierno entrante de López Obrador.
La empresa, aseveró, apostó por invertir cinco mil 200 millones de dólares y “‘si nos buscan’, nuestro foco va a ser que ‘el contrato es válido”’, espetó.
Los cuatro millones de pesos que Lozoya dice fueron entregados a Meade y González Anaya en “septiembre del 2014”, ¿fueron por un Consejo de Administración de Pemex de “2011”, tres años y dos cargos públicos después?
Otra explicación sería que fueron cohechos para que se aprobaran la reforma energética, pero esto no tiene sentido: a la sazón, González Anaya era director general del Seguro Social y Meade Kuribreña canciller.