Jesús, los Madero, bozales, el golpe…

Preocupan las referencias que viene haciendo el Presidente a Jesucristo y a los hermanos Madero estableciendo analogías con él y con los periodistas que tanto detesta.

Ahora con “tuits” donde, sin justificación alguna, proclama que su gobierno tiene el apoyo de una mayoría que no permitirá un golpe de Estado ni... ¡un genocidio!.

Desde su finca “La Chingada” lanzó un mensaje con la fotografía de su mano tomando una flor de bugambilia:

“¡Qué equivocados están los conservadores y sus halcones! Pudieron cometer la felonía de derrocar y asesinar a Madero porque este hombre bueno, Apóstol de la Democracia, no supo, o las circunstancias no se lo permitieron, apoyarse en una base social que lo protegiera y lo respaldara. Ahora es distinto. Aunque son otras realidades y no debe caerse en la simplicidad de las comparaciones, la transformación que encabezo cuenta con el respaldo de una mayoría libre y consciente, justa y amante de la legalidad y de la paz, que no permitiría otro golpe de Estado en nuestro país. Aquí no hay la más mínima oportunidad para los Huertas, los Francos, los Hitler o los Pinochet. El México de hoy no es tierra fértil para el genocidio ni para canallas que lo imploren”.

Y remató:

“Por cierto, les recomiendo leer la fábula de Esopo” “Las ranas pidiendo rey”.

Atendí la sugerencia y menos aún lo entiendo.

El otro día recordó que a “Jesús Cristo” (como se le nombra en las iglesias y sectas evangélicas), por defender a los pobres, lo “seguían y espiaban”.

Al promover su política social ante mexicanos de los pueblos yaqui, mayo y guarijío, soltó este rollo nada republicano, laico ni juarista:

“¿Por qué sacrificaron a Jesús Cristo?, ¿por qué lo espiaban y lo seguían? Por defender a los humildes, por defender a los pobres. Esa es la historia real. Entonces, que nadie se alarme cuando se mencione la palabra “cristianismo”. Cristianismo es humanismo. Todas las religiones tienen ese propósito: el humanismo, el amor al prójimo. Esa es la justicia social. A eso se le puede llamar solidaridad, se le puede llamar fraternidad, se le puede llamar de distintas maneras, pero es ser realmente fraterno con los demás. Que haya humanismo, que no se le dé la espalda al que sufre”.

Lo mismo, pues, de la encíclica “Populorum Progressio” del Papa Paulo VI que abrazó en América Latina la democracia cristiana. Y en la “mañanera” el jueves reciente, cuando reporteros genuinos lo sacaron de quicio (ha llegado a sostener que hay un “hampa del periodismo”), estalló:

“¿Saben qué llegó a decir Gustavo Madero? ‘Le muerden la mano a quien les quitó el bozal…’”.

Al día siguiente reculó y dijo respetar inclusive a esos ángeles disfrazados que son los perros.

Lo cierto de todo esto es que no: el Ejército al que su “comandante supremo” tanto ha humillado no es golpista, menos los periodistas, y ante el sometimiento a la política migratoria de Trump, la embajada gringa es “cuaderna”, no como la que fraguó el derrocamiento y homicidio del ingenuo “apóstol” con quien AMLO se equipara

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