Satanizan el culto a López Obrador

"Satanizan el culto a López Obrador", escribe Carlos Marín en #ElAsaltoalaRazón

La pendejada original es triple, es de Morena y la catapultó el inexplicable encargado del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, Jenaro Villamil: asociar al presidente López Obrador con a) el machismo cavernario, b) la tiranía venezolana y c) la santa muerte que veneran personas y organizaciones criminales.

A seis semanas de las elecciones, cuando México registra la mayor matazón de candidatos y casi 185 mil asesinatos, el partido y el achichincle de AMLO promueven playeras (de 200 a 400 pesitos) con la imagen de la calavera encapuchada, su índice en la boca imponiendo silencio y la leyenda: un verdadero hombre nunca habla mal de López Obrador.

Con otras palabras y el mismo sentido, en Venezuela se alentó en tv y carteles el culto a la personalidad del golpista que precedió al mequetrefe Nicolás Maduro: Aquí no se habla mal de Chávez.

Villamil es un exreportero “de causa” que desde principios de siglo se ganó la confianza de López Obrador publicando verosimilitudes y supercherías del foxiato, el calderonato y el peñanato y fue premiado con la presidencia de los medios electrónicos y cibernéticos del Estado que, con su manejo sectario, se degradaron al volverse propagandistas de la 4t cuyo sello, de acuerdo con su nueva visión, es la muerte.

Sus dotes como panfletero del régimen las ha desplegado por más de cinco años y ahora tiene la desvergüenza de grabarse y subir a redes un video en que, sonriendo siempre, se alza el suéter y, como desnudista porno, presume inflando el pecho la playera negra con el ominoso triple mensaje.

¿Qué será para Morena y Villamil “un verdadero hombre”? ¿A qué se referirán cuando aluden a quienes “hablan mal” de López Obrador? ¿Qué pensarán las mujeres, y sobre todo las que se han manifestado contra el machismo, la violencia de género y los feminicidios? ¿Y qué los colectivos Lgbtiq+?

Concluida su gestión en febrero pasado, sigue al frente del sistema público de radiodifusión como “encargado del despacho”.

Los medios que dirige no pertenecen al gobierno sino al Estado (entre otros: Canal Once, Canal Catorce, TV Migrante, Radio Educación, Altavoz Radio y el Instituto Mexicano de la Radio con 19 emisoras, diez “estaciones de concesiones” de uso público y siete de uso comercial).

AMLO, quien lo considera “buen funcionario”, pidió al Senado ratificarle la beca pero los legisladores morenistas y morenianos mantienen la solicitud en la hielera debido a la mala fama del malandrín.

Especializada en medios, Etcétera hizo en febrero un recuento de sus fechorías, entre otras que aceptó el nombramiento sin cubrir el requisito de tener alguna licenciatura; causó daño al erario por 4.6 millones de pesos al omitir el cobro de sanciones a un proveedor incumplido (según la Auditoría Superior de la Federación); factura a la institución que dirige el café, las cocacolas y los cigarros que consume; ensalza el sistema a la candidata oficial y bulea a la de oposición.

¿Un “hombre verdadero” haría lo que ha venido haciendo…?