Curzio, profeta en su tierra
"Curzio, profeta en su tierra", Escribe Carlos Marín en #ElAsaltoALaRazón
Sirva la Encomienda de la Orden de Isabel la Católica que le acaba de otorgar el rey de España, Felipe VI, al profesor, investigador, analista, columnista y presentador de noticias Leonardo Curzio para recuperar aquí la sesuda reflexión que hizo hace una semana en Radio Fórmula, a propósito del triunfo de la ultraderecha en Argentina y Holanda.
Lo que improvisó estando al aire confirma su envidiable formación intelectual.
Hace poco fue también condecorado por el gobierno italiano con la Orden al Mérito en grado de Cavaliere para honrar su destacada labor periodística. Ante el embajador en México, Luigi de Chiara, Leonardo dijo que Italia “es un país importante en la formación de valores, del republicanismo, el pluralismo y la cultura de la legalidad. Para mí son elementos que merecen ser ponderados como auténticas obras de arte porque nos permiten tener sociedades mejores…”.
Años atrás fue condecorado por Francia con la Legión de Honor y en México ha sido distinguido con el Mérito Militar Naval Docente, “lo que me hace sentir profundamente satisfecho y me compromete con los valores que esas instituciones representan”, declaró entonces.
Curzio (autor de los libros Vecinos/ México y Estados Unidos en el Siglo XXI, El presidente/ las filias y fobias que definirán el futuro del país, y Para entender el liberalismo), es licenciado y maestro en Sociología por la Universidad de Provenza y doctor en Historia por la de Valencia.
Aquí una mínima parte de su inteligente reflexión:
“Veo que la democracia está cada vez más extraordinariamente devaluada (…). Los problemas centrales del país, de los países, no se resuelven. Hay una crisis de estatalidad que tiene que ver con los niveles de impunidad y violencia que se viven (…). La democracia da para que los Trump lleguen al poder, los Bolsonaros, los Milei. Terrible que se llegue a esos niveles (…). Las democracias nos las vamos acabando. ¿Por qué? porque la extrema derecha reacciona a los excesos del otro lado y la extrema izquierda reacciona a los del otro lado y así vamos, en un péndulo absurdo en este elemento fundamental de la democracia que es la moderación, el centro político, la convergencia, la no exclusión (…). Por eso es tan peligrosa su política de polarización (…). De un lado se dicen barbaridades y los otros responden peor (…). Uno se pregunta por qué ha tardado tanto la extrema derecha de este país en salir. Por suerte, digo yo (….). En el momento en que nos salgan estos bravos racistas abiertamente, ‘pues ya me cansé de que me estén leyendo la moralina todos los días y esta supuesta moralidad de la izquierda’, hasta que alguien se harte y diga: ‘¿saben qué?, ahora yo hablo directamente desde posiciones extremas’. Y ese es el riesgo de las democracias: cuando pierdes la moderación, el centro fundamental en el cual se debe dar el debate público, la corrección, el respeto a los otros, el no denigrar por sistema, el no sentirte superior (…)”.
Tarde pero a tiempo: felicidades, Leonardo.