Candidata ciudadana, no de partidos

"Candidata ciudadana, no de partidos", escribe Carlos Marín en #ElAsaltoalaRazón.

La percepción sobre Xóchitl Gálvez como precandidata única del frente opositor es “negativa” porque no se concluyó el proceso de selección con la consulta ciudadana que se había previsto para el próximo domingo.

El paso decisivo lo dio el PRI, lo que no deja de ser engañoso porque se basó en las encuestas donde Beatriz Paredes, previsiblemente, quedó en amplia desventaja con 42.4 frente a 57.6% de opiniones de respaldo.

Con la barahúnda informativa del martes y miércoles caí en la tentación de atribuir al partido (que sigue sacando 17 millones de votos) el desenlace, quizá por no exponerse a lo que sufragaran los dos millones 300 mil ciudadanas y ciudadanos que el comité organizador dice tener registrados (pero no organizados), y esta premisa me llevó a escribir que la postulación se dio a espaldas de la sociedad civil.

Y la regué:

Las encuestas –avaladas por los organizadores apartidistas porque fueron realizadas con irreprochable pulcritud– reflejan el criterio de muchas más de las 2.3 millones de personas que teóricamente votarían el próximo domingo.

Quienes mejor dominan el tema dicen que esas mediciones a nivel nacional retratan la opinión de la mayoría ciudadana, y la lista nominal de electores, según el INE, asciende a 98 millones 330 mil 872 mexicanos (de los cuales Gálvez recabó un millón de firmas).

O sea que, más allá de la percepción, ella es precandidata única gracias a la participación de la sociedad civil en el proceso.

Pese a lo decepcionante de que no se realice la consulta, el solo riesgo de que el morenismo la ensuciara explica y justifica sobradamente que se reconociera lo competitiva que es la popular y nada populista Xóchitl.

A lo hecho pecho y, aunque antier desaprovechó la oportunidad de manifestar en público su apoyo a quien en buena lid le ganó la carrera, Beatriz Paredes expresó ayer que “ojalá sea Xóchitl” la futura presidenta, durante su encuentro con los “oligarcas” que apapacharon antes a la precandidata del oficialismo, Claudia Sheinbaum.

Y luego posteó:

“Expreso mi respeto y reconocimiento a Xóchitl Gálvez, aprecio sus expresiones cuidadosas hacia mi persona y valoro las coincidencias. Sigamos adelante por el bien de México y el Frente Amplio Por México”, y con Pepe Cárdenas aceptó sin rodeos: “Perdí”.

Al otro lado del espectro, el involuntario principal promotor de Xóchitl, Andrés Manuel López Obrador, continúa burlándose de ella y descalificando lo hecho por los partidos opositores y la sociedad civil, afirmando que todo ha sido “una farsa” y dando por globo que se desinfla a quien, en menos de dos meses, subió y creció tanto que está muy puesta para contender por sucederlo en el cargo.

Diferencia sustantiva: del innegable ingrediente apartidista y ciudadano en la postulación de Xóchitl no puede presumir el oficialismo, cuyas “corcholatas” deben su designación a su ciega incondicionalidad al mandatario y al partido-Estado en que devino el cuatroteismo…