Diversión y misterio en Nápoles

NÁPOLES, Italia.— Recorrer los rincones y las bellezas arquitectónicas de esta misteriosa ciudad resultó más divertido de lo esperado.

Fundada por griegos en el siglo VI antes de Cristo, Nápoles ha vivido una larga historia de invasiones y reinados que la convierten en una ciudad de contrastes y de enorme riqueza cultural, artística y gastronómica.

Por su posición privilegiada frente a las aguas del Mediterráneo atrajo a los reinados griegos, romanos, bizantinos, normandos, franceses y también a las coronas españolas de Aragón y Castilla que la dominaron por varios siglos.

Finalmente en 1861 pasó a formar parte del reino de Italia.

Llegamos en una fugaz travesía por tren desde Roma y fuimos recibidos por el sabroso calor húmedo de agosto, mes predilecto para vacacionar por parte de los italianos.

Nápoles es la segunda población de Italia con cerca de un millón de habitantes, no tiene el señorío de Roma ni de Florencia, pero en cambio cuenta con la afabilidad de sus habitantes y un sabor latino que la semejan a lugares mexicanos como el puerto de Veracruz.

Caminar por el malecón resulta una delicia, se distingue por sus regios hoteles y restaurantes y por una vista panorámica espectacular.

Precisamente el mayor encanto de Nápoles es que está hecha para caminarla, se puede recorrerla durante todo el día y encontrar en cada rincón joyas arquitectónicas como el Palacio Real, el teatro San Carlos, la galería Umberto I y el Castillo Ovoide, entre muchas otras.

La Catedral de San Genaro, el patrono de Nápoles, resulta una visita obligada.

En uno sus altares se encuentra el busto de plata del afamado obispo que contiene su cráneo y dos ampollas con su sangre disecada que según la tradición se vuelve líquida dos veces al año, en los meses de mayo y septiembre.

No pudimos dejar de recordar a nuestros amigos que llevan su nombre: al compadre Genaro Gómez Carranza y al padre Genaro Huerta Valenzuela, luego de admirar esta catedral de estilo gótico construida en el siglo XIII y reconstruida en varias ocasiones.

Impresiona como el graffiti ha invadido la ciudad, innumerables edificios, paredes y viviendas pintarrajeadas afean a Nápoles, situación que no ha podido ser erradicada por las autorizadas locales.

Aún así vale la pena caminar por sus callejones empedrados en donde abundan las tiendas de recuerdos, las pizzerías, restaurantes y especialmente el entusiasmo de sus habitantes que se reúnen hasta altas horas de la noche a conversar animadamente.

La comida napolitana es otro enorme atractivo de esta ciudad, las pizzas son deliciosas y muy variadas, no se digan las pastas y los filetes de pescado.

El placer no tiene límite si se acompañan con una cerveza de barril bien fría o un vino de la región.

Los postres son famosos, tanto la pastelería napolitana como el flan y el babà, un suculento pastel aderezado con ron.

Situada al sur de Italia, Nápoles es una ciudad con pobreza y atraso a diferencia de las del Norte, ha recibido en los últimos lustros poco más de 50 mil migrantes del Medio Oriente, África, China y Ucrania, principalmente.

Adoran al pibe

Fue una sorpresa conocer el endiosamiento de los napolitanos hacia Diego Armando Maradona.

En la ciudad venden al por mayor camisetas, bustos, bufandas, gorras, llaveros y todo lo que usted pueda imaginar con la imagen o el nombre de Maradona.

Hay incluso un bar con un altar dedicado al goleador.

Esto no es gratuito, el futbolista argentino llegó en 1984 al equipo de Nápoles en una transacción del Barcelona, cuando la escuadra local estaba a punto de caer a la segunda división.

Maradona rescató al equipo y después en 1987 lo hizo por primera vez campeón del fútbol italiano, fueron siete años los que vivió en Nápoles y colmó de logros a la escuadra local.

Sucedió algo inconcebible en 1990 cuando el pueblo napolitano volcó su apoyo al pibe y al equipo de Argentina al enfrentar a Italia en la semifinal de la Copa Mundial, aquí en Nápoles.

Ganó Argentina con Maradona, pero Italia entera odió a los napolitanos y a los sudamericanos.

Diego no estuvo exento de escándalos, lo suspendieron por resultar positivo a la cocaína y fue involucrado con la poderosa mafia napolitana de quien decía eran sus amigos porque lo cuidaban de sus adversarios.

En el 2014 el pibe regresó a Nápoles para recibir un homenaje apoteótico a 30 años de haber arribado a la región, por lo mismo no sería extraño que algún día lo nombren director del club local en un intento de recuperar la calidad del equipo.

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El jueves nos leemos aquí desde Roma.

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