Aterra avance del aborto en NY
Mientras en México se fortalece el movimiento en contra del aborto, en el vecino país del norte se acaba de aprobar una ley por demás nefasta que ha levantado una fuerte ola de críticas a nivel nacional e internacional.
Fue el pasado 22 de enero cuando el Senado del estado de Nueva York dio luz verde por 38 votos a favor contra 24 en contra, a un nuevo reglamento que permitirá el aborto en prácticamente todo el embarazo.
Se establece que hasta las 24 semanas de gestación se podrá inducir la muerte del bebé siempre y cuando se declare una “inviabilidad fetal o cuando sea necesaria para proteger la vida o la salud de un paciente”.
Además si el bebé sobrevive al aborto, quien lo realice podrá dejarlo morir.
Es evidente que las condicionantes resultan por demás subjetivas en el mayor número de casos por lo que se considera el peor avance del aborto en Estados Unidos desde el controversial fallo Roe vs Wade de la Suprema Corte de Justicia que legalizó esta práctica en el año 1973.
Como una negra coincidencia, el nuevo estatuto neoyorquino fue votado a favor precisamente en el aniversario 46 del fallo Roe vs Wade.
Obispos católicos de Nueva York señalaron que la aprobación de esta ley es “un capítulo triste” para la historia.
“Nuestro querido estado se ha convertido en un lugar más peligroso para las mujeres y sus bebés no nacidos”, expresaron en un documento público.
El arzobispo de Nueva York, cardenal Timothy Dolan, uno de los jerarcas religiosos de mayor influencia a nivel nacional, dijo que con esta ley “el aborto será legal hasta el momento del nacimiento, ya no hará falta médicos preparados para el desmembramiento y cualquier bebé que sobreviva a un escalpelo o la succión, y siga vivo, podrá ser dejado a su suerte hasta morir. ¿Acaso esto es progresismo?”, se preguntó el reverendo.
El arzobispo Dolan se refería a que la nueva ley permitirá que enfermeros y practicantes médicos podrán realizar los abortos y no sólo médicos titulados como ocurría en el pasado.
Dolan sostuvo que “todas las personas tienen derechos: los inmigrantes, los pobres, las embarazadas y sus bebés. Todos son hijos de Dios, como diría el reverendo Martin Luther King, y todos tienen derechos”.
Paradójicamente la ordenanza fue apoyada y firmada por el gobernador Andrew M. Cuomo, quien se dice ser católico.
Cuomo sostuvo que la decisión “es una victoria histórica para los neoyorquinos” al tiempo que realizaban una celebración en el Senado y en varios puntos de la ciudad para festejar la norma.
Hubo fuertes presiones por parte de feligreses para solicitar la excomunión del gobernador neoyorquino quien tenía el poder de vetar la ley, no obstante, el arzobispo Dolan consideró que esa medida sería “munición” para los defensores del aborto.
El jerarca de la Iglesia Católica urgió a Cuomo a no ufanarse “por haber convertido al estado de Nueva York en la capital mundial del aborto”.
El Arzobispo resaltó que hay muchas cosas que se pueden hacer antes de recurrir a un aborto como la adopción y un mayor apoyo a madres con hijos recién nacidos.
Dolan precisó que “la doctrina católica dice que nunca, nunca se debe terminar con la vida de una persona inocente, nunca. No puedes matar nunca a propósito a un bebé”.
Por si no fuera suficiente, la nueva ley estipula que el aborto en Nueva York seguirá siendo legal aun cuando la Suprema Corte de Justicia lo penalice en un futuro como se ha especulado.
Un penoso capítulo, pues, para los neoyorquinos que desde el pasado 22 de enero pueden dar muerte a bebés de hasta 24 semanas de gestación.
Es también un duro golpe político para el presidente Trump, oriundo de este estado y quien intenta revertir todo avance del aborto.
Noticia final…
De la reciente Jornada Mundial de la Juventud, rescatamos este llamado del papa Francisco:
“Ustedes jóvenes deben pelear por su espacio hoy, porque la vida es hoy, nadie te puede prometer un día del mañana. Tu jugarte es hoy, tu espacio es hoy, ¿cómo estás respondiendo a esto? Porque ustedes, queridos jóvenes, no son el futuro... Son el presente, ustedes jóvenes son el ahora de Dios. Él los convoca y los llama en sus comunidades, los llama en sus ciudades para ir en búsqueda de sus abuelos, de sus mayores; a ponerse de pie y junto a ellos tomar la palabra y poner en acto el sueño con el que el Señor los sonó´”.