Visión en la organización

El autor es periodista con más de 30 años de experiencia en medios escritos y de internet

A DIFERENCIA de la misión (que encabeza el ideólogo), la visión tiene un período de vida pues la organización sufre transmutaciones constantes al ser un ente vivo, con movimiento, con un camino a seguir por el cual se justifica y comprende su razón de ser y estar en este espacio tiempo de vida.

Se convierte así la visión (bajo la batuta del estratega) en el lapso determinado para recorrerlo de tal manera que en ese trecho a recorrer se conjugan una serie de herramientas ritmo al andar, --productividad--, pensamiento de constante mejora–filosofía--, actitud tonificante del personal –cultura en la que se incluyen los valores entre otros tipos de herramientas.

La visión en sí se ha hecho popular como un producto de comercialización que sirve para que las organizaciones hagan una placa y la instalen en la entrada de la oficina, pensando que con eso todos los empleados la van a compartir.

Si usted cuenta con un ejemplo de lo que comento verá sendos anuncios señalando Misión, Visión, Valores, Cultura, Filosofía, etcétera, pero le puedo asegurar que no recuerda cual es la visión de la organización a la que pertenece.

La razón de ello es que todos estos ingredientes suelen confundirse, entremezclarse unos conceptos con otros y por lo general no queda claro qué se quiso comunicar al no contextualizarse correctamente lo que se quiere.

Me explico.

Hay dirigentes que empiezan al revés las cosas. Primero establecen un deseo y lo imaginan pensando que esa imagen es una visión certera. Pero no realizan ejercicios de reflexión que conlleva un 80 por ciento de planeación. A los colaboradores les queda una visión etérea, desfocalizada e incomprensible porque se da como un hecho que es suficiente su lectura para motivar a los integrantes de la organización.

El colectivizar una visión no rinde resultados plenos. El ejemplo arrastra, razón por la cual debe ser dirigida a los bandos medios (tácticos) primordialmente.

Se convierte una visión hueca cuando se busca inútilmente que permeen en todos los integrantes de la organización sin entender todos los factores que deben cumplirse para lograr cumplirla sobre todo en aspectos de medición pues lo que no se mide no se puede entender y disfrutar.

Así pues, lo ideal no es una visión, sino dos: una enfocada al interior (integrantes) y otra al exterior, (clientes o simpatizantes) que son copartícipes del triunfo o fracaso del caminar de la organización.

Pero no hay ese modelo porque quienes ejecutan la visión lo desconocen o bien, no lo entienden.

El hecho es que la trascendencia de lo que se quiere es tal que debe convertirse en el motivante principal que como complemento debe dar forma a la misión en el día a día. Ya dependerá de los jefes saber dirigir el barco.

El autor es periodista con más de 30 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta con licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorado en Administración Pública.

Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de CEO, Consultoría Especializada en Organizaciones… Cuando la unión de esfuerzos no es suficiente.

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