Veneno empacado

El autor es Asesor Parlamentario de la LXIV Legislatura del Congreso de la Unión.

Un octágono negro con letras blancas nos ha cambiado la perspectiva a la hora de comprar un alimento o bebida.

Sólo con ver esa simple figura de ocho ángulos, nos hemos puesto a analizar qué elegir y eso, sin duda, es un avance en el cuidado de nuestra salud.

Un dilema se nos presenta porque el nuevo etiquetado nos marca si un producto tiene exceso de calorías, azúcares, sodio, grasas trans o grasas saturadas.

Esto nos deja inquietos al momento de decidir.

Ahora, cientos de productos que creíamos saludables, vemos que no lo son, y no hablemos de los que sabíamos que eran nocivos para la salud, pero ahora lo confirmamos en rubros que ni sabíamos.

El etiquetado frontal que entró en vigor el mes pasado, nos permite combatir enfermedades que merman en gran medida la salud de todos los mexicanos.

Dicha información impresa es un esfuerzo que el Gobierno federal implementó con base en evidencia científica para amparar políticas públicas que defienden el bienestar de todos.

Con la herramienta de la información clara y visible en los productos, a primera vista podemos saber los excesos que contiene e indicar su rubro en caso de presentarlo.

Esta medida permite empoderar a los consumidores, lo cual es muy importante en estos tiempos, porque los altos índices de obesidad, que al tiempo generan diabetes, complican mucho la situación de quienes enferman de Covid-19.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, la ingesta diaria recomendada es de 1,600 a 2,000 calorías al día para mujeres y de 2,000 a 2,500 en el caso de los hombres, por lo que, elegir algún producto con este etiquetado que excede el consumo recomendado, es claro que es una muy mala decisión.

Cabe destacar que algunos productos incluyen rectángulos que indican que contiene cafeína y/o edulcolorantes y precisan que debe evitarse su consumo en niños.

Esto representa un duro golpe para compañías que se enriquecieron por décadas vendiendo productos basura, prácticamente veneno empacado y envasado, pero que ahora -celebro- tendrán que elaborar productos sencillos y saludables.

Las principales repercusiones de consumir alimentos o bebidas con exceso de calorías son el sobrepeso, problemas cardiovasculares, colesterol alto, diabetes e hipertensión.

Es aquí donde uno se plantea las siguientes interrogantes: ¿en verdad necesito consumir este producto?, ¿nuestro cuerpo necesita tanta azúcar y esa cantidad de grasa?

Si a una planta la regamos con agua porque sabemos que cualquier otro líquido le haría mal, ¿por qué acompañamos nuestras comidas con bebidas azucaradas?

Soy una persona que cae en malos hábitos alimenticios, pero considero importante destacar como un logro que el Gobierno federal, con el etiquetado, nos abre los ojos.

Ahora el tomar buenas decisiones está en nosotros.

Avancemos.

El autor es Asesor Parlamentario de la LXIV Legislatura del Congreso de la Unión.

IG: Christian.Arteaga.Ríos

Twitter: Chris_Arteagachristian

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