Una nueva lección
La autora es chef y comunicadora.
Hoy desperté pensando en mis amigos y familia que están lejos, que por alguna razón o circunstancia nos tocó estar separados, pero que hoy este tema nos mantiene unidos a todos, como hacía mucho no lo hacíamos.
Muy temprano desperté para llamar a mi madre que por alguna razón sólo le llamaba de seguro cada domingo y alguna vez otro día, pero no de diario, ahora de manera impensable tomamos el teléfono o la maravillosa videollamada donde ella se pone la cámara en su frente y a veces puedo ver su oído.
Hace tres semanas nuestras pláticas son diarias y muy largas.
Extraño profundamente a mis amigas, dejamos una pijamada pendiente, un pastel de cumpleaños y una copa de vino viendo el atardecer, pero aprendí a decirles cuánto las quiero y las extraño; ahora sé que esos sentimientos debo decirlos siempre.
Hace muchos años mi consejera, amiga y vecina de toda la vida se fue a Canadá a iniciar una nueva vida, yo nunca le agradecí todo lo que ella hacía por mí, me compartía de su comida, me defendía de todo, cortaba mi cabello y me hacía los mejores pasteles de cumpleaños del ¡mundo mundial!
Mañana nos tomaremos un café a distancia.
Para mí este tiempo que estoy pasando bajo resguardo con mi familia y seres que amo es de verdad invaluable, alguien dijo alguna vez que para encontrarnos quizá sea necesario perdernos y nadie valora lo que tiene hasta que deja de tenerlo.
Creo que jamás volveré a guardar un te quiero para después, mucho menos un gracias o un te extraño, esas llamadas pendientes con quienes están lejos nos tienen que tener siempre cerca, por eso estoy aprendiendo una nueva lección, así que esos cafés no quedarán pendientes, tampoco debe quedar en el aire ninguna palabra no dicha, hoy sabemos dónde queremos estar y qué queremos ser, estamos comenzando de una manera poco esperada cuando días antes nos comíamos el mundo y no teníamos tiempo para nada ni para nadie.
Hoy la vida nos regaló una pausa maravillosa de revalorización y saldremos más fuertes, más sensibles, más humanos con unas ganas profundas de abrazar y de reír y de llorar de alegría.
Hoy es tiempo de leer nuevos libros o terminar los inconclusos, de aprender platillos nuevos, de prepararlos para y con la familia, de reír con los nuestros, levantemos las líneas y digamos gracias al amigo lejano, un te extraño a nuestra familia lejana y te amo a diario a nuestros hijos, que no nos importe que el abuelo se ponga la cámara en el oído o en la frente, sólo que los demás sepan siempre, y en verdad siempre, que estamos y estaremos con ellos.
No sabemos qué siga después ni qué pase mañana, lo que sí sé es que, si tenemos la oportunidad de amar, ¡amemos hoy!
No es difícil, se siente muy bonito cuando vamos sonriendo por la vida desentonando con todo el mundo.
Por favor, que tu nueva lección en este tiempo difícil no sea sólo criticar a los demás, agradece porque quizá mañana ya no podamos volver a comenzar.
La autora es chef y comunicadora.
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