Tres pilares de la empresa
El autor es publicitario miembro de ASPAC.
Se dice que tres puntos de apoyo son lo más indicado para mantener un enser en equilibrio.
Un sistema de esta índole puede, por su naturaleza, adaptarse a las eventuales irregularidades de una superficie.
Lograr equilibrio a pesar de condiciones adversas aporta al sistema deseables cualidades como efectividad, eficacia y eficiencia.
Conquistar la estabilidad, continuado fin de la empresa, y hacerlo con mínimo esfuerzo, significa un verdadero grial.
En este artículo presentamos los tres pilares esenciales para sostener con éxito el equilibrio de una empresa.
Equilibrio significa apuntalar la existencia, desarrollo y crecimiento de una empresa, para ello tres pilares son imprescindibles.
Un pilar fundamental es el aseguramiento de sus relaciones internas, enfocadas a lograr que todos los componentes y recursos que constituyen a la empresa se alineen y se utilicen de la mejor manera en aras de la eficiencia, la productividad y la rentabilidad.
Cuando las relaciones internas están en equilibrio, la empresa puede sostenerse por sí misma, con un ciclo operacional lucrativo, resistiendo eventuales oscilaciones del exterior.
Las empresas pequeñas y medianas suelen tener muchas dificultades para administrar con eficacia sus recursos.
Razones de fragilidad de los controles y la subjetividad en los criterios son causas frecuentes e identificadas.
Un segundo pilar vital son sus relaciones externas.
Esta constelación de nexos, enfocados a construir relaciones de comercio rentables y permanentes, en aras de su salud relacional y financiera, constituye su verdadera esencia, pues la evidencia de que un ser vivo existe son sus interconexiones con el exterior, del cual se nutre y por el cual se verifica su profunda raison d’être.
Cierto que hay factores externos que pueden atentar contra la continuidad de un flujo comercial.
Pero la oscilación en el desempeño económico del país, principalmente en el consumo y la inflación, como toda adversidad, han de provocar que salga de dentro lo mejor de la empresa, la mejor reacción, la mayor creatividad e inventiva, puesto que -aseveración contundente- la necesidad humana, objeto y motivación para la empresa, no ha sufrido el menor deterioro.
En los distintos tiempos y las distintas geografías no transmutan las necesidades humanas sino sólo la forma y manera en que se procura su satisfacción.
La final columna -y definitiva- es la de su rumbo y sentido, pues a la empresa hemos de verla como una embarcación en tránsito desde latitudes iniciales hacia destinos promisorios.
El periplo requiere de tino y templanza, de firmeza y visión en su gobernanza para asegurar un trayecto saludable y un pacífico arribaje, con todos los pasajeros y tripulación sanos, salvos y satisfechos.
Diferente de antes, cuando el liderazgo y la organización de la empresa se consideraban aspectos rígidos y objetivos, hoy se comprende este proceso desde la perspectiva de las personas y, por lo tanto, de todos aquellos elementos que intervienen en su comportamiento.
Es condición de éxito alinear mente y actos de los miembros de un equipo de trabajo integrado en una empresa.
Tanto para el propio proceso de gestión de recursos a nivel interno, como para la creación de relaciones hacia el exterior, una empresa orquesta la interacción de un conjunto de personas, con distintas motivaciones e intereses.
Conocerlas es y será clave para su mejor comprensión, conciliación e inspiración para su mejor rumbo y conducción.
El autor es publicitario miembro de ASPAC.
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