Todos los derechos para las mujeres
La autora es especialista en Derechos Humanos, Democracia, Niñez y Política Pública.
Hace 74 años, en 1955, en un mes como éste justamente, las mujeres votaron por primera vez en México para elegir a diputados federales de la XLlll Legislatura, pero todavía tuvieron que pasar varios años más para que en 1979, este país tuviera por primera vez a una mujer gobernadora, a Griselda Álvarez en el estado de Colima.
Lo cierto es que a pesar de que estamos ya en 2021, son pocas las mujeres que llegan a los puestos más altos de la administración pública, pese a los esfuerzos para que exista una verdadera igualdad política entre hombres y mujeres; es por ello que se ha recurrido a las llamadas “acciones afirmativas” (affirmative actions) o medidas especiales de carácter temporal, que tienen por objeto acortar la brecha entre los sexos, realizando acciones que favorezcan a las mujeres, esto, como una forma de compensar la discriminación que han padecido en el pasado y que continúa en la actualidad.
El objetivo es claro, eliminar la discriminación en la vida política y pública de un país. Pudiéramos mencionar como ejemplo de estas acciones afirmativas, a las “cuotas de género” en cargos de elección y representación popular, las cuales consideraron porcentajes mínimos para candidaturas de mujeres, sin embargo, ese camino para acelerar la igualdad política se vislumbró lento y afortunadamente la reforma del 6 de junio de 2019 a diez artículos de la Constitución Política Mexicana, ha permitido que ahora se pueda asegurar que la mitad de cargos de decisión sean para las mujeres en los tres poderes del Estado, en los tres órdenes de Gobierno, en los organismos autónomos, en las candidaturas de los partidos políticos.
Las mujeres serán el 50% de quienes tomen las decisiones en México. De nueve gobernadoras que ha tenido nuestra nación, pasaremos seguramente a decenas y de ninguna Presidenta que ha tenido esta Patria, tendremos a la primera y a varias, entonces podremos hablar y enorgullecernos de nuestra democracia, empero, es necesario cambiar la mentalidad de las personas, no bastan las leyes y las reformas a éstas, es conveniente trabajar para incorporar a nuestra cultura, a las mentes de todas las personas, la igualdad entre hombres y mujeres, para que entonces todo esto sea real y no sólo simulación.
Ya otras mujeres como Raquel Ramírez Salgado, lo han dicho, “las leyes no cambian la mentalidad” y es precisamente esa trinchera la que no se debe desatender, se requiere trabajar para alcanzar la igualdad sustantiva, remover todos los obstáculos para que la igualdad se alcance en los hechos, pues no basta con sentar las bases legales para que exista una igualdad formal entre hombres y mujeres.
Para lo anterior, es importantísimo, elemental, que todas las personas comprendan que la igualdad de género no significa que hombres y mujeres deban ser tratados como idénticos, sino que el acceso a oportunidades y el ejercicio de los derechos no dependan del sexo de las personas, con ello ganaríamos no sólo la igualdad en la política, sino en todos los espacios en los que hombres y mujeres nos desenvolvemos, porque hoy más que nunca es imperativo que las mujeres tengamos acceso no sólo a derechos políticos, sino a todos, absolutamente a todos nuestros derechos.
La autora es especialista en Derechos Humanos, Democracia, Niñez y Política Pública.