Sociedad ante política de gobernantes y legisladores

El autor es Lic. en Derecho por la UNO, Maestro en Derecho Electoral, Administración Pública, Impuestos.

No cabe duda de que la sociedad mexicana en estos tiempos cada vez se intensifica de manera denigrativa con la “política” y los “gobiernos”, reflejando repudios, insultos, desprestigio hacia los gobernantes y legisladores que los representan en sus respectivos estados y municipios, denostando a las instituciones políticas que representan; pero también se encienden los ánimos entre simpatizantes de distintos partidos llegando hasta la violencia verbal en las redes sociales.

A la sociedad le interesa la política porque es el vehículo narrativo para hablar de la impunidad, de la corrupción, así como del clasismo, y encarna estos temas con otros como el movimiento ante la “Violencia de Género y el Feminicidio, Inseguridad, Despenalización del Aborto, entre otros.”

Ante la elección de los gobernantes y legisladores, la sociedad se siente agraviada por los vicios de quienes imparten justicia, reclamando respuestas, viviendo esperanzados, y nos quedamos esperando; sufrimos impactos de las decisiones equivocadas de los legisladores, existiendo un monopolio de iniciativas de abusos, y excesos, con una pizca de beneficios, y por desdicha se viven zafarranchos en el Pleno del Congreso de la Unión, viviendo una tragicomedia de política día a día, ocasionando un fenómeno de antipatía de la sociedad hacia la política; pero si hacemos un poco de conciencia, parte de esto es culpa de nosotros aunque no nos guste reconocer; ya que nosotros en cada elección democrática nos preguntamos el ¿qué puedes hacer por mí?, cuando lo correcto sería ¿qué puedes hacer por tu país, tu estado, tu municipio? ¿Cuál es tu trayectoria? ¿Cuál es tu desafío?

Por ello, la sociedad debe analizar los perfiles que nos presentan los institutos políticos, para tomar la mejor posible decisión para nuestra representación; ya que tanto el gobernante como el legislador deben ser óptimo y profesionales, contar con una sólida preparación en temas económicos, especialmente en finanzas públicas y en cuestiones políticas, es decir, una carrera política vigente y no desfasada; toda vez que para gobernar y legislar se requiere esfuerzo y un alto nivel de preparación.

Me atrevo a decirlo de esta manera, porque gran parte de la sociedad les importa poco la preparación y experiencia de los candidatos que los partidos nominan, y si esto continua así, nunca desaparecerá nuestro hartazgo de incompetencia.

Siendo parte de la sociedad sonorense, expreso que es necesario tomar en serio el de hacer un análisis de los perfiles a candidatos de elección popular, los óptimos de afrontar los desafíos que son reales y serios, que dejen a un lado los infantilismos y que trabajen por nosotros no contra nosotros.

El autor es Lic. en Derecho por la UNO, Maestro en Derecho Electoral, Administración Pública, Impuestos.

Asesor Laboral Empresarial.

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