Ser papá en 2020

EL autor es director de Humanidades del Tecnológico de Monterrey Campus Sonora Norte.

A mi padre Rafael Robles López. Agradezco su amor, formación en valores y testimonio de vida.

El tercer domingo de junio se celebra el Día del Padre en México.

Este festejo comenzó a generalizarse hacia la década de 1950.

Y en la actualidad en muchos hogares de nuestro país, la fiesta es una ocasión para la reunión familiar y para el reconocimiento a los papás.

Ser padre ha sido y es, sin lugar a dudas, la mayor realización para un hombre.

La figura del papá nos remite –primero al amor- pero también a la guía, al sostén y a la autoridad bien entendida.

El rol del padre ha cambiado con el tiempo, porque los tiempos han cambiado, no así el lazo de amor que une al padre con el hijo.

Años atrás, la mayoría de las madres pasaban todo el día en casa.

Por ello, era siempre la mamá quien ayudaba con la tarea, cambiaba pañales, daba biberones y muchísimas otras cosas.

Con el paso del tiempo y la necesidad de salir a trabajar de ambos padres, las tareas cotidianas se han empezado a compartir.

De ese modo, vemos a los papás de hoy revisando cuadernos de sus vástagos, bañando bebés, presenciando actos escolares, deportivos y culturales de sus hijos.

Ya no sólo es mamá quien está pendiente de las cosas cotidianas y las necesidades de un hijo.

Ahora bien, lejos de disminuir su figura, hoy en día el padre se engrandece con estas nuevas tareas que –hasta hace unos años- eran prácticamente sólo de las mamás.

Los une más a sus hijos y los coloca en un plano más cercano.

Hoy los hijos cuentan con ambos padres para todo.

Esto no significa que los padres de antes no fuesen buenos, simplemente que la vida ha cambiado y la manera de ser papá también.

El de antes era un papá con cierta distancia, no con menos amor por cierto.

El de hoy tiene ambas cosas: amor y cercanía.

Con diferentes modalidades, ayer y hoy, papá ha sido y es un pilar en nuestra vida.

De ahí que seguimos necesitando papás firmes que conserven y mantengan su postura de formadores del carácter y empleen acciones habituales y persistentes para lograr que los hijos adquieran actitudes positivas y permanentes.

Papás perseverantes en su comportamiento con respecto a la educación de sus hijos porque así ayudarán a crear un clima de confianza y seguridad, necesarios para desarrollar una autoestima positiva en los hijos.

Papás formadores de valores como la responsabilidad, el amor al trabajo, el respeto a la autoridad, la solidaridad en la comunidad o la integridad.

Papás que deben conocer la respuesta las siguientes preguntas sobre sus hijos:

¿En dónde está?

¿Con quién está?

¿Cómo está?

¿Cuándo regresará a casa?

¿Cómo regresará a casa?

Estas preguntas son fáciles de contestar cuando los hijos son pequeños, pero cuando crecen se vuelven más difíciles e, incluso, en ese momento se vuelven cruciales.

Hoy se requieren papás que formen integralmente a los futuros ciudadanos, a los futuros profesionistas, a los futuros emprendedores, a los futuros padres de familia, a los futuros líderes.

Los papás podremos tener éxito en la vida laboral o profesional, pero si no tenemos éxito en nuestro rol de padres difícilmente podremos decir que tuvimos éxito en la vida.

Usted, ¿qué piensa?

EL autor es director de Humanidades del Tecnológico de Monterrey Campus Sonora Norte.

Presidente de Grameen de la Frontera.

@rafaelroblesf