Resaltar la identidad regional y potencializar el turismo
El autor es Licenciada en Ciencias de la Comunicación.
Desde hace mucho tiempo soy una admiradora de nuestra riqueza cultural, la gastronomía sonorense tradicional, nuestros usos y costumbres que representan la cosmovisión y transculturización, donde nuestras 8 etnias se han mantenido vigilantes y protectoras de sus tradiciones ancestrales; en lo personal, considero a los mayos como un buen ejemplo de orgullo étnico, así como nuestra historia y sus personajes trascendentales, los paisajes con sus atributos únicos y naturales. Todos estos componentes de la riqueza cultural tangible e intangible de Sonora, tienen un potencial turístico inexplotado que le da forma a una identidad regional auténtica.
Como promotora cultural y comunicadora, he buscado siempre encontrar la fórmula para difundir a través de todas las formas posibles, nuestras propuestas y expresiones culturales, las cuales emergen desde la creatividad y esfuerzos de los ciudadanos y de los actores culturales independientes. En este ámbito en lo particular, me quito el sombrero y reconozco la labor de asociaciones civiles como Apalba A.C., incansable por más de 25 años, reconocida internacionalmente, con proyectos culturales que impulsa permanentemente con una vinculación exitosa hacia toda la comunidad. Al igual que Apalba, otras organizaciones de la sociedad civil han realizado una actividad importante y de impacto comunitario, tal es el caso de la asociación civil Cultura Sonorense www.culturasonorense.org, así como la Fundación de Fray Ivo Toneck, las orquestas de música Esperanza Azteca. Merece una mención especial el Consejo Cultural Ciudadano, un observatorio que ha luchado por la implementación de programas culturales de largo aliento, los cuales han sido desatendidos por las instituciones educativas y culturales en todos los niveles del sector público. Esta organización también se ha mantenido como un organismo crítico y evaluador del quehacer cultural de México y de Sonora. No omito comentar en este corto espacio, que de igual manera existen otras organizaciones ciudadanas que trabajan con entusiasmo en proyectos de cultura comunitaria.
Este tipo de programas resultan realmente esperanzadores ya que se apoyan en el fortalecimiento de los valores culturales como ejes fundamentales para la prevención del delito, lo cual nos lleva de la mano para iniciar con la reconstrucción del tejido social y la recuperación de la identidad regional. Estos esquemas exitosos nos obligan a reconocer la necesidad de profesionalizar las disciplinas relacionadas con el turismo cultural, las cuales impulsan a la vez actividades de autoempleo. Es una visión ambiciosa pero muy posible de llevar a cabo, con la asignación de recursos adecuados a programas de impacto social, económico y cultural.
El énfasis de las prioridades de inversión en los programas de desarrollo debe enfocarse entonces a la atención de la cultura comunitaria, en este sentido las inversiones en materia cultural deberían destinarse a fortalecer nuestras tradiciones, garantizar los derechos culturales de los niños, niñas y jóvenes, con la finalidad de que cada uno de ellos se convierta en agente de cambio y promotor de los valores de sus comunidades.
Estamos a tiempo de frenar el despilfarro de recursos destinados a la cultura del entretenimiento, cuando las necesidades de la sociedad requieren de visiones integrales y de destinar los recursos a programas que contribuyan al desarrollo de la cultura comunitaria y proyecten turísticamente nuestra riqueza regional.
El autor es Licenciada en Ciencias de la Comunicación, egresada de la Universidad Dr. José Matías Delgado, San Salvador, El Salvador C.A. fundadora de, asociación civil Los amigos del museo Gral. Álvaro Obregón Salido y culturasonorense.org, excoordinadora operativa del Consejo Cultural Ciudadano.
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