Realidad atípica
El autor es L.R.I., profesionista independiente
La “realidad” que hoy en día estamos viviendo como podemos, es pasajera por muy prolongada que ésta nos parezca. Lo único cierto es que no se sabe con exactitud cuándo termine y podamos “regresar” a la realidad acostumbrada.
Los modelos matemáticos empleados sólo dan proyecciones en base a la información que se le proporciona para procesarla y la resultante puede ser tan diversa como la desobediencia misma de la ciudadanía a acatar las medidas sanitarias. De ahí lo complicado para que la proyección sea lo más certera posible.
La liga ya se ha estirado demasiado y está prácticamente por romperse ya en algunos sectores, es decir, las economías de los países -unos más otros menos- ya están al borde del colapso.
Y ni qué decir de las finanzas no sólo del sector productivo sino de la propia ciudadanía: ¿qué haría usted si teniendo hijos le dijesen con insistencia después de algunos días: ¡papá! ¡papá! ¡tenemos hambre! Por decir lo menos.
A todos nos agarró sin saber qué hacer o comportarnos pues no hay antecedente moderno alguno como para que gobierno y ciudadanía supiésemos qué hacer; todo ha sido ir aprendiendo sobre la marcha.
Es claro que una vez que salgamos de ésta, no volveremos jamás a “nuestra realidad anterior” sino por el contrario tendremos que adaptarnos a una nueva realidad por las diversas medidas sanitarias que se incorporarán a nuestras vidas, a los nuevos protocolos de convivencia social, laboral, etcétera, y ni qué decir en la propia convivencia familiar.
Cambiarán hasta las concepciones de los espacios físicos públicos, habitacionales, laborales, etc. La percepción de la vida y el aprovechamiento del tiempo tampoco lo será ya igual.
No cabe duda que es una época de prueba de readaptación de la humanidad y que podemos salir fortalecidos si sabemos aprovecharla. El Covid-19 a puesto a prueba nuestra capacidad de resiliencia. Les recomiendo escuchar con frecuencia la canción: Resistiré, versión 2020; de seguro les animará.
Pero qué tanto podremos resistir cuando nuestros gastos de sobrevivencia siguen y no dan tregua. Evidentemente es un gran reto el que se presenta para todos los gobiernos y sectores productivos y sociales pues urge encontrar el punto de equilibrio, la manera en la cual con sus asegunes o restricciones, pero no puede detenerse la economía y productividad de la humanidad porque de seguro habrá más muertos por hambre y otras enfermedades derivadas de ello, un desastre económico que llevará décadas volver a lo que estaba, la violencia se desataría aún más en todos los sentidos, etc., en fin, un verdadero caos mundial si no se va reactivando la economía.
Sería interesante saber qué dicen los modelos matemáticos al respecto: ¿morirán más entre los que obedecen y no sin abrir centros de trabajo? o ¿reactivando la economía con sus asegunes?
El autor es L.R.I., profesionista independiente, analista político, consultor en MKT y especialista en asunto migratorios.
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Red social: Julio Ibarrola Suárez