¿Qué tan útil es el nuevo Programa Bracero para resolver el problema migratorio?
El autor es abogado litigante. Especialista en Seguridad Social
A raíz de la propuesta del gobierno mexicano de implementar una nueva versión del Programa Bracero, como forma de regular el flujo migratorio de trabajadores mexicanos a Estados Unidos, es necesario retomar brevemente en qué consistió originalmente y la etapa histórica en la que se presentó.
El Programa Bracero (En Estados Unidos conocido como “Mexican Farm Labor Program”) fue un acuerdo binacional que patrocinó el cruce legal y temporal de alrededor de 4.5 millones de trabajadores provenientes de México a Estados Unidos.
Comenzó en 1942 y terminó en 1964. Por su dimensión y su duración, es el ejemplo más importante que existe en el mundo de los programas de trabajadores temporales.
El programa fue detonado por la demanda de mano de obra en Estados Unidos en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. Convirtiendo de esta manera a la migración en una práctica común.
Cerca de medio millón de mexicanos podían trabajar de manera temporal en las granjas de Estados Unidos. Sin embargo; a principios de la década de los 60, el Programa Bracero, que
tenía sus propios problemas (trabajo en condiciones deficientes, pago de bajos salarios, discriminación, etcétera), comenzó a ser blanco de otras críticas provenientes de sindicatos y políticos en Estados Unidos.
Muchos decían que los trabajadores mexicanos eran responsables por los bajos salarios de los trabajadores estadunidenses. Algunos decían incluso que les quitaban sus trabajos. Así pensaba, por ejemplo, el icónico dirigente campesino César Chávez, nativo de Arizona, que defendía a los estadounidenses contra los mexicanos y que luchaba para suprimir el Programa Bracero.
Sus críticas llegaron el presidente John Kennedy quien dio por terminado el tratado. Los migrantes fueron expulsados de Estados Unidos, obligados a regresar a México con el fin del Programa Bracero.
A la conclusión del programa, millones de trabajadores se quedaron en completa desprotección laboral ya que después de tantos años no generaron antigüedad, movilidad social o posibilidades de residencia legal y permanente.
Todavía hoy se les deben millones de pesos por ahorros devengados cuando trabajaron en el país vecino y actualmente el congreso mexicano sigue evadiendo su responsabilidad desde 1964. (Se trata del denominado “Fondo de Ahorro Campesino”, el gobierno Mexicano impuso un clausula obligatoria que permitía una deducción de un 10% de sus salarios, de acuerdo a lo pactado en el tratado, este dinero sería depositado en una cuenta de ahorros de bancos estadounidenses para posteriormente transferirse al entonces Banco Nacional de Crédito de México.)
En la época actual es indudable que Estados Unidos requiere fuerza de trabajo en la medida en que enfrenta graves problemas demográficos, educativos (ante la escasa eficiencia terminal de sus
estudiantes) y el cada vez más grave problema de adicciones. Todo esto aunado a la reticencia de muchos americanos de prestar su mano de obra en labores primarias (recordemos el muy triste célebre exabrupto verbal del ex presidente Fox.)
Antes de sugerir una nueva versión de este Programa, se debe analizar a profundidad el actual Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales México-Canadá y las dificultades que enfrentan esos trabajadores, discriminación y en caso de presentar alguna queja se colocan en “listas negras”.
Una nueva versión de un “Programa Bracero II” o su similar, debe implementarse evitando en la mayor medida abusos y atropellos a los derechos de los connacionales, puesto que resulta imposible evitar este flujo migratorio cuando en su propio país no cuentan con un entorno para desarrollar una vida digna.
Esto sin dejar de lado que la solución definitiva y a muy largo plazo del grave problema de la migración ilegal es generar en el propio país las condiciones que permitan desarrollar el máximo potencial de todos los individuos, en plena igualdad de condiciones.
Tal y como sucedió con varios países europeos, que al finalizar la Segunda Guerra mundial quedaron en ruinas expulsando ciudadanos como inmigrantes ilegales y que actualmente son fuertes
estados benefactores referentes en derechos humanos y bienestar.
Únicamente de esta manera se puede lograr que la migración sea por opción y no por necesidad.
El autor es abogado litigante. Especialista en Seguridad Social