¿Qué se piensa cuando se pasa por un bache?
La autora es Directora de Voz Empresarial.
Al caer en un bache, se exclaman mil groserías al estilo mexicano que demuestran la frustración y el dolor que vendrá a tu bolsillo por algo que no tienes responsabilidad. Inclusive los improperios recuerdan hasta el 10 de mayo, pero es tanta la desesperación que se acumula a otros incidentes que se tuvieron en día, mes y el año.
Un segundo pensamiento es: “¡Mis rines!” Y si el auto es deportivo o de marcas elegantes la frustración es doble ya que estos rines representan la dieta de un mes de cualquier familia mexicana normal y piensas lo estoy pagando al banco y nadie me va a responder por este atraco que hizo el bache a mis finanzas.
Un tercer pensamiento es: “Apúrense, caí en un cráter”, y vas en una larga cola de automóviles que no te los puedes brincar y lo que quieres es bajarte del carro y ver el daño que sufrieron los rines, los amortiguadores y la llanta.
Un cuarto pensamiento es: “Mis llantas”. Si tu auto no cuenta con rines deportivos, lo primero que piensas es el estado de salud de las llantas: ¿Les habrá salido un chipote? ¿Una cortada? Lo único que deseas es llegar rápido a casa para checar minuciosamente el neumático, al tiempo que calculas en cuánto te saldrá el chistecito.
Un quinto pensamiento, después de un ¡crack, un thump!, comprimes el estómago, te quedas sin aliento, disminuyes la velocidad, bajas los cristales, escuchas atentamente el ruido de tu carro y te preguntas ¿pasó a mayores?
Y al final te preguntas, ¿cuándo van a arreglar las calles de una vez por todas?
Una respuesta que, aunque pasen los años, nadie contesta ni responde, porque el problema ha sido acumulativo y entraña corrupción, dejadez, indiferencia de la autoridad y también de los ciudadanos que se deben poner firmes para exigir que la ciudad esté en las condiciones necesarias para la seguridad física y patrimonial.
¿Sabías que al año se pierden aproximadamente más de 30 mil millones de pesos entre accidentes, reparaciones y pago de daños por la deficiencia en la movilidad tan sólo en la Ciudad de México?
El problema es que cada año, antes o después de la temporada de lluvias, las autoridades siempre hacen lo mismo: tapan los baches con chapopote y asfalto, parchan las calles pues. ¿Por qué? Porque esta es una solución más económica que levantar todo el pavimento y colocar concreto hudráulico, un material mucho más resistente. Además, el chapopote y el asfalto son dos elementos sumamente contaminantes que minan aún más el ya dañado medio ambiente.
Hermosillo necesita 3 mil millones de pesos para arreglar la ciudad, según Hermosillo Como Vamos. Con las inversiones que se aplican a este rubro, se tardaría 15 años en dar resultados, entonces hay que buscar como ciudadanos, prácticas exitosas en otras partes del planeta con este problema que lacera, frustra y encoleriza aún más a la población, sobre todo porque no se ve la luz al final del túnel.
La autora es Directora de Voz Empresarial.
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