Preguntas para emprender líneas de acción cultural progresistas
El autor es docente en el Instituto Pedagógico de Posgrado de Sonora. Correo electrónico: silvestreuresti@hotmail.com
La pregunta para cada uno de nosotros que nos interesamos en la vida pública de México y en sus distintas ciudades es ¿qué me motiva? Una de las respuestas más convincentes y recomendadas es llegar a tener un mundo y una sociedad más justa. Una sociedad donde cada uno no tenga que preocuparse por su seguridad, por los bajos salarios y la falta de trabajo, donde haya educación de calidad y que sirva para la movilidad y transformación social y económica.
Nuestras posturas ideológicas o culturales, dentro de un espectro democrático y político, de hoy en día deben ser en ese sentido. Es por eso que defino cultura como los modos de pensar y sentir de cada uno y en forma grupal. Arte y cultura al servicio y oriente de la transformación social, y no al revés. Se trata de transformar la realidad y no esperar que la realidad se cambie sola porque no lo hará. O lo harán otros desde posturas poco recomendables y para su propio provecho (como ya se ve en no pocos lugares y espacios neoliberales y ultraderechistas).
Parto de la idea que el gobierno actual tiene recursos para la cultura, pero está trabado en una lucha por el poder. De tal modo que la pregunta que se instala en estos momentos es ¿quién quedará al frente? ¿Quién o quiénes sustituirán a los que ya están en el poder? Ahí parece que están atorados, sobre todo los del partido o partiditos en el poder. Por ejemplo, se sabe que está por llegar a los estados una remesa. Y los súper-delegados en vez de buscar cómo operar esos incentivos, están enfrascados en cómo liberarse del reglamento en tribunales para postularse como candidatos.
Entonces, no parece haber una profunda preocupación para intensificar el impacto social de los nuevos estímulos económicos. Es decir, las fuerzas deben estar encaminadas a hacer rendir los recursos y no dilapidarlos como siempre. Si el nuevo pacto social ya está en marcha ¿cómo se aplicarán esas remesas? ¿En qué proyectos? ¿Qué impacto social entre los sectores sociales olvidados tendrán?
Otra situación que se desprende de lo anterior, sugiere preguntas como la siguiente ¿dónde están las líneas de acción y operación? Ya ganamos ¿y ahora qué sigue? Mejor dicho ¿qué es lo que estamos haciendo con el poder logrado? ¿De qué manera estoy utilizando los recursos (o los pocos recursos que las administraciones pasadas me dejaron?
Y surgen así otras preguntas en el estilo de ¿qué estoy haciendo con el poder político para remediar la situación heredada y renovar la sociedad? ¿Qué nuevos pactos estoy construyendo (una vez que he destruido los pactos neoliberales anteriores en los que se fincaba la sociedad? ¿Cómo estoy dosificando el poder desde el poder? ¿De qué manera estoy empoderando a las minorías y marginados? ¿Los estamos tomando en cuenta y de qué forma? Ahora la gente ya sabe que se puede tener un día sin mujeres, entonces ¿qué sigue? ¿Un día sin albañiles? ¿Un día sin obreros?
Para algunos en Morena, que es el partido más amplio y firme en gobierno, a pesar de aparecer unidos en las fotos, hay divisiones, hay grupitos en pugna. Hay peleas entre sus dirigencias visibles y subterráneas. En este mismo sentido, no hay oposición crítica ni acompañamiento reflexivo. No parece haber una transformación educativa en un sentido amplio. ¿Qué cuadros políticos? ¿En dónde se están formando los rostros nuevos? ¿Dónde están redactando los nuevos pactos sociales?
Basta de divisiones, de desuniones, de discursos para las mexicanas y los mexicanos. ¿Qué no puede haber solamente un México, un país, una nación? Pongámonos de acuerdo en aquello que nos une, que nos identifica, que nos motiva a ser mejores ciudadanos, mejores personas, mejores seres humanos. Diseñemos juntos las líneas de acción, las formas operativas de los recursos y del poder público. Juntos, en consensos y disensos, pero unidos por la cultura del bienestar, por la austeridad y mejor distribución económica y por la educación del nuevo pacto social.
El autor es docente en el Instituto Pedagógico de Posgrado de Sonora.
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