Pensamiento lateral: ¿innovar en política novar ?

La autora es directora del Centro de profesionalización en política y economía

Desafortunadamente, la palabra innovación no es muy comúnmente ligada con la palabra política (puedes googlearlo para comprobarlo). Es más bien un concepto que identifica a la Iniciativa Privada, sin embargo, el crecimiento y desarrollo socioeconómico de los países y regiones depende en buena parte de su capacidad para convertir el conocimiento en innovación, es decir, en bienes y servicios nuevos o mejorados, o en nuevos procesos de producción, así como soluciones innovadoras para problemas públicos.

Para producir innovación requerimos ideas y para producir ideas requerimos conocimiento, estar dispuestos a salirnos de la caja y arriesgarnos a experimentar cosas que antes no se habían hecho.

Claro que si hablamos de política todas las propuestas deben tener un análisis y una base que asegure su éxito. Pero sí, la innovación requiere pensar  diferente y si somos Gobierno, las mejores ideas no las vamos a conseguir en nuestro séquito gubernamental, generalmente no.

Las mejores ideas van a venir de la sociedad, de los grupos sociales que viven y padecen los problemas específicos que buscamos resolver, o bien, buscando mejores prácticas que ya se hayan realizado en otros países. Sin embargo hay una metodología para desarrollar la creatividad y producir soluciones innovadoras cuando se trata de resolver problemas, y también me refiero a problemas públicos.

Se trata del Pensamiento Lateral (PL), un método de pensamiento que puede ser empleado como una técnica para la resolución de problemas de manera imaginativa. El término fue acuñado por Edward de Bono, en su libro “New Think: The Use of Lateral thinking”, publicado en 1967.

Éste se refiere a la técnica que permite la resolución de problemas de una manera indirecta y con un enfoque creativo. El pensamiento lateral es una forma específica de organizar los procesos de pensamiento, que busca una solución mediante estrategias o algoritmos no ortodoxos, que normalmente serían ignorados por el pensamiento lógico.

La idea central es la siguiente: al evaluar un problema existiría la tendencia a seguir un patrón natural o habitual de pensamiento (las sillas son para sentarse, el suelo para caminar, un vaso para ser llenado con un líquido, etc.), lo cual limitaría las soluciones posibles.

Con el pensamiento lateral sería posible romper con este patrón rígido, lo que permitiría obtener ideas mucho más creativas e innovadoras para representar todos esos caminos alternativos o desacostumbrados, que permiten la resolución de los problemas de forma indirecta y con un enfoque creativo.

En particular, la técnica se basa en que, mediante provocaciones del pensamiento, se haría posible un desvío del camino o patrón habitual del pensamiento. El PL nos enseña varias técnicas muy específicas para poder generar ideas innovadoras.

Por lo menos 4 ideas innovadoras les podríamos comunicar a nuestros próximos candidatos y candidatas para generar propuestas diferentes: Redistribución del poder: necesitamos de lógicas de relacionamiento más horizontales, en las cuales la ciudadanía y diferentes poblaciones puedan participar de los espacios y procesos de toma de decisión, y sobre todo, que exista una representación de la ciudadanía que históricamente ha estado subrepresentada.

Prácticas replicables y descentralizadas: con esto se entiende que los procesos de cambio y transformación no queden centralizados en las manos de una o pocas personas, sino que la información, las prácticas, los saberes y las herramientas estén disponibles para que diversos miembros de los procesos puedan acceder a ellos, replicarlos y retrabajarlos en caso de que sea necesario; esto implica que estas prácticas de innovación no deben responder exclusivamente a la casuística y situaciones limitadas, sino que deben ser conscientes del contexto global y de su relación con otros movimientos políticos.

Tecnologías digitales y análogas aplicadas a problemas de siempre: la innovación pasa por el uso asertivo de herramientas digitales para transformar las lógicas tradicionales del poder, no para digitalizar las prácticas que tienen a la política en el estado en el que se encuentra y a las sociedades en círculos viciosos, sino para innovar los procesos.

Experimentación e iteración política constante: la innovación requiere procesos de experimentación constante que lleven a las instituciones, los políticos y a la ciudadanía a repensar, reconstruir y

rediseñar los procesos, las narrativas y las diferentes formas de abordar los problemas de siempre.

La autora es directora del Centro de profesionalización en política y economía (CIPPE y Vicepresidenta de Ammje (Asociación mexicana de mujeres jefas de empresas).

@sandovalizette

Sandoval.lizette@hotmail.com /www.cippemx.com