Pandemia vs. vulnerabilidad
El autor es Licenciado en Nutrición, instructor y asesor de capacitación.
El mundo por fin se dio cuenta a través de una pandemia quiénes son los más vulnerables ante una contingencia. Hoy veo secretarios de Salud nacionales, estatales, gobernadores, hacer énfasis en prevenir, tratar y controlar desde obesidad, hasta enfermedades crónicas degenerativas.
Las estadísticas de enfermedades crónicas y sobre todo de obesidad siempre han existido, sexenio tras sexenio, gobierno tras gobierno. Tristemente los índices de morbilidad y mortalidad sólo aumentan año con año y ningún número en esta vida sirve de nada si no se utiliza como herramienta para mejorar una situación social.
A nivel mundial, al año mueren por consecuencias directas a obesidad 3.4 millones de personas, 2 veces más de lo que nos ha arrebatado la pandemia de Covid-19. Por otro lado, México no está exento en este tema de vulnerabilidad, como país que ocupa el segundo lugar a nivel mundial en sobrepeso y obesidad con un porcentaje de 71% de su población, según la OMS, dándonos una cifra alarmante de 49 millones de mexicanos con este padecimiento, sólo hablando de adultos, porque si hablamos de niños, el 30% de los niños en este país que vivimos presentan dicha alteración de su peso. A mi parecer, ¿Es alarmante no? Si desglosados aún más las cifras, Sonora siempre se ha mantenido entre los 3 primeros lugares en dicho rubro, pero lo que más genera un malestar es que de los 70% de sonorenses que mantienen esa media nacional, el 29% tiene diabetes, y de esos que ya tienen diabetes el 59% tiene hipertensión (ENSANUT 2016) y para poner la cereza en el pastel, Sonora es el último lugar en consultas de prevención de enfermedades crónicas.
No puedo culpar sólo a las instituciones y gobierno, porque si bien la realidad está en que no se aporta un presupuesto a estos programas de diabetes, o cardio vasculares, hay una culpa directa y conjunta con la ciudadanía, la cual ni se informa ni preocupa por salir del problema. El detalle con una persona con obesidad es que no genera signos y síntomas inmediatos, como un cáncer, un infarto, lo cual genera desinterés, pero al final el cuerpo es sabio y ante gran cantidad de glucosa en sangre, ácido úrico, colesterol, llegará el momento en que diabetes e hipertensión aparezcan y sean el menor de los problemas, por que eso conllevará a una enfermedad renal, fallo sistémico y terminará en un deceso.
Esfuerzos en los estados se han realizado, desde 2005 en Sonora con la regulación de venta de productos de escaso valor nutricional, hasta en 2010 con la famosa ley antichatarra que los prohibía. El problema está en que no hay realmente supervisores que mantengan ese orden y prohibición y COESPRISON se queda corto con las acciones, de igual manera en 2014 se aportaron 150 millones para espacios recreativos y deportivos, pero el mayor esfuerzo para mí fue en 2016 donde yo personalmente participe en la adición a la Ley de Sobrepeso y Obesidad del Estado de Sonora, añadiendo los términos necesarios en sus incisos y artículos correspondientes para que se lleve una materia de orientación alimentaria en educación básica, algo necesario, pero que quedó como ley muerta.
Ante todas estas situaciones ocupamos un Gobierno abierto, transparente, de participación proactiva y conjunta entre ciudadanía e instituciones, hoy es tarea de todos y responsabilidad de cada ciudadano.
Las propuestas están sobre la mesa, los índices y tasas de mortalidad también, entonces ¿por fin decidiremos hacer algo que cambie los datos?
El autor es Licenciado en Nutrición, instructor y asesor de capacitación.