Olivares, el gallo más gallo
El autor es Licenciado en Comunicación y maestro en Tecnología Educativa.
¡Olivares, Olivares, Olivares, arriba el púas!, gritábamos afuera de la tienda del “Kilo Hueso” en la calle nueve, y él salía a corrernos y nos decía:
“vayan a gritar a su... qué van a saber de box, bola de mocosos”.
Qué podíamos saber de box a la edad de diez y doce años, éramos niños traviesos que nos divertía hacer daño al señor del changarro; para los plebes de la calle 9 las peleas de Olivares eran un festín para hacer enojar a quien después de los años supe que su nombre era Guadalupe López .
El “Señor López” le iba a Chucho Castillo y mostraba su rechazo al “Púas”, gran ídolo del boxeo mexicano que enloquecía a los seguidores del deporte de las orejas de coliflor.
Las peleas de Olivares era un acontecimiento en el puerto de Santa Rosalía, Baja California Sur, los aficionados se dividían y eso generaba un ambiente previo a la pelea en el pueblo minero pesquero enclavado en la península.
Al pasar de los años ya uno grandecito, se entera de que los aguerridos boxeadores de peso gallo, Olivares y Castillo, escenificaron una trilogía de peleas entre mexicanos que hoy se recuerdan como épicos encuentros en la historia del boxeo Mexicano.
La primera se realizó el 16 de abril de 1970 y ganó Olivares por decisión.
Rubén Olivares nació en las entrañas de la cultura popular, era un poema que con estilo se movía en los cuadriláteros y desde los primeros rounds conectaba con la gente.
El “Púas” es considerado el mejor peso gallo de todos los tiempos.
Por eso, en Santa Rosalía, a Olivares se le quería y para enterarse de los pormenores de sus combates, los cachanienses compraban el Ring Mundial con el peluquero Ramón Vergara, quien en su local vendía revistas que por cierto colgaban de un tendedero.
En cachanía nadie quería perderse la pelea de Olivares; aquel día 16 de octubre de 1970, la gente se levantó con su mirada al mar de Cortés, la quietud de las olas era indicio de buen tiempo y que no habría problema para ver la segunda pelea del “Púas” contra Jesús Castillo.
Ese día la pregunta era: ¿dónde vas a ver la pelea?
Al caer la noche las calles estaban solitarias y en la penumbra de las avenidas se oía la narración del box y los gritos de aficionados
La pelea fue un intenso combate de toma y daca, de alternancia de dominio y narrado como sólo lo sabía hacer la voz del boxeo, Antonio Andere.
Al despertar fui a calle 9 y la esquina estaba sola, en la espera de los amigos se oyó el grito del Beto Flores: “vayan con el Kilo Hueso que está fiando, ganó Chucho Castillo”
Esa era la razón de la soledad de calle 9, no estaban los amigos para irle a gritar al señor de la tienda.
Olivares fue noqueado en el round 14 y con ello silenciado el grito de la palomilla de calle 9, que era realmente lo que nos importaba, porque de box, como dijo el señor Guadalupe López, no sabíamos nada.
El autor es Licenciado en Comunicación y maestro en Tecnología Educativa
Facebook: Deportes por Pepe Peralta.