¿Miedo o respeto, quién manda en la organización?
El autor es consultor empresarial, coach directivo, capacitador internacional.
Dentro de los estilos de liderazgo que rigen en una organización existen claras diferencias entre estos dos “estilos”: El “líder de miedo”, en su gestión, a veces expresamente y en otras inconscientemente, dicta que la prioridad en la empresa son sus deseos, se rodea de excepciones (estacionamiento, reglamento, sanciones, resultados), que serían normalmente señaladas y castigadas en sus colaboradores.
Este tipo de liderazgo mantiene el foco de los colaboradores en evitar los hechos que enojan al líder, o mejor expresado aún, que provocan el castigo; y en caso de haber ocurrido tratar de que no lo sepa, al menos el mayor tiempo posible, ya que los castigos van desde la llamada de atención frente al equipo, sanciones administrativas, agresión verbal, intimidación y hasta el despido.
El “líder de respeto”, en cambio, mantiene el foco de las personas en el resultado que busca la organización, se esfuerza por mantener un canal de comunicación abierto para las buenas y malas noticias, logra que el equipo se concentre en lo importante y ser visto como un apoyo y en el caso ideal, es motivador, es decir, el equipo tiene como parte de su recompensa que su líder exprese orgullo por el resultado de su trabajo.
Una característica de este estilo de liderazgo de respeto es su profunda convicción de respeto, precisamente a la persona del colaborador.
Es este tipo de líder que mantiene la sencillez a nivel personal, como para poder tener un diálogo franco y amable con cualquier colaborador de la organización, y que generalmente adereza su comunicación con un genuino interés en la persona y su entorno.
Este tipo de líderes generan en su personal una lealtad que en ocasiones los “líderes del miedo” decretan y exigen.
En términos de proactividad y productividad, el equipo de los líderes de respeto, tienden a buscar el resultado por sí mismos y se sienten muy inconformes cuando no cumplen la expectativa de su función, o bien, se presentan errores, primeramente con ellos mismos, pero también hay un compromiso no exigido con el líder que generalmente predica con el ejemplo, ya sea por capacidad, liderazgo, cumplimiento, resultados, etcétera.
En el caso del equipo de los “líderes del miedo”, cada día, cada semana sin recibir un regaño o sanción es una batalla ganada, lo demás, es circunstancial.
Se puede, y en mi opinión, se debe migrar del liderazgo del miedo al del respeto, principalmente porque el equipo de colaboradores con el que trabajan uno y otro es muy distinto, generalmente las personas que se quedan a laborar con los líderes del miedo lo hacen porque no encuentran otras opciones y necesitan el ingreso, y los que se encuentran con los líderes del respeto eligen quedarse aun con otras opciones.
Esto hace una gran diferencia en la gestión y los resultados que busca la organización.
El autor es consultor empresarial, coach directivo, capacitador internacional.
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