Mi mente y yo

El autor es papá, emprendedor, escritor, conferencista, consultor y Podcaster

Con frecuencia me pregunto por qué escribo. Y lo más curioso de todo es que no lo hago cómo si estuviera cuestionando el sentido filosófico de mi existencia ni del espacio que escribir ocupa

en ella. Más bien es un diálogo similar a una entrevista, como la que en este momento está sucediendo en mi mente.

¿Por qué escribes Mario?, pregunta mi mente. Escribo porque siento que debo hacerlo, porque al escribir me puedo comunicar con muchas personas a quienes les quiero  transmitir un mensaje, el

mensaje que guía mi propósito.

¿Sabes escribir Mario? No, ¡no sé escribir! Pero eso no me detiene, no importa, porque no deseo ganar un Premio Nobel de Literatura pretendiendo ser el siguiente Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes o Carlos Ruiz Zafón, sólo deseo comunicarme con más personas. En segundo lugar, porque además de estudiando, escribir es algo que se aprenderá escribiendo.

¿Eres un oportunista que sólo escribe porque le conviene hacerlo? Muy buena pregunta, tan atinada y pendenciera como todas las que haces para provocar que dude o que le abra la puerta al

Síndrome del Impostor, un adversario tan traicionero, cobarde y abusivo como tú, que se también encuentra un retorcido deleite en atormentar a las personas que tienen el valor de intentar algo distinto con sus vidas.

Es verdad que escribo porque me conviene, es verdad que escribo porque gano, porque trae hacia mí a personas con las que desarrollo proyectos, construyo relaciones y encuentro activos voceros  que se unen a mi clan.

No lo niego, pero tan cierto es esto como el hecho de que ¡amo escribir! Aunque no sepa hacerlo, cada vez que me pongo frente a mi computadora o tomo mi pequeño diario, disfruto tanto, que pudiera pasar días enteros haciéndolo.

Te creo, te creo, no tiene por qué molestarte ni ponerte en modo debate. Sólo estamos conversando tú y yo, no necesitas bombardearme con tu ensayada retórica.

No lo hago mente, sólo respondo a tu pregunta en los términos que me nace hacerlo. Bien, ahora dime ¿te hace bien escribir? Me hace mucho bien. Para mí es una catarsis, una especie de terapia que me permite expulsar a mis demonios, me devuelve el control de mis pensamientos (algo que no te conviene) y me ayuda a regresar al nivel energético que busco mantener para enfrentar los retos de cada semana.

Pudiera seguir atormentándote con mis respuestas querida mente, pero no quiero convertir este diálogo en un monólogo en el que me apropie de la palabra sólo para evitar escuchar lo que

tengas que decir, que de seguro será bastante, porque siento demasiada ansiedad en ti porque ya termine de hablar para obligarme a escuchar tus razonamientos.

Por ello te invito a que continuemos en una próxima ocasión. ¿Te parece? Moción aceptada, sólo espero que este intento de salida elegante no sea una excusa para intentar salir victorioso cuando sientes que llevas la ventaja.

No pudiera serlo mente, disfruto demasiado invertir los papeles y ser yo el que te atormente. In- cluso pienso que debería hacerlo más seguido. Nos vemos en la siguiente. Hasta muy pronto.

El autor es papá, emprendedor, escritor, conferencista, consultor y Podcaster

LinkedIn: @MarioCoronaOficial