Leer en tiempos de coronavirus
El autor es director de Humanidades del Tecnológico de Monterrey.
“Los verdaderos analfabetos son los que aprendieron a leer y no leen”: Mario Quintana.
Una de las competencias que se requieren en el entorno actual es la cultura general. Es decir, que una persona tenga un panorama regular de diversas dimensiones y la lectura es un hábito esencial para desarrollar una cultura general. Hasta antes de la pandemia que estamos viviendo, podíamos señalar que no leíamos por falta de tiempo. Para diversas personas que están pasando más
tiempo en casa, leer representa una buena oportunidad.
Hace no demasiados años no podíamos disponer de tantos libros. No había tantos libros y los que se distribuían eran costosos, a veces demasiado caros. Hoy día la lectura es algo que está a
nuestro alcance, hay ediciones de libros bien económicos, e incluso podemos leer ediciones digitales.
Ahora bien, sabemos que la afición a la lectura, como muchas aficiones, se fomenta desde los primeros años de la infancia. Pero va a ser muy difícil que un niño lea cuando sus papás y adultos con los que convive cotidianamente no leen.
Esta carencia del conocimiento intelectual repercute en la dificultad que tienen para leer en voz alta: balbucean, tartamudean, no identifican en la palabra escrita las palabras que utilizan en
el lenguaje común, por lo que tampoco reconocen el valor de los puntos y comas.
Detalles fundamentales para ayudar a la comprensión y valoración de textos. Es importante hacer notar que al carecer del ejercicio de las facultades que se desarrollan con la lectura, tales como
la capacidad de observación, análisis, reflexión o síntesis, la vida intelectual se queda en el periodo prehistórico de ese ser humano, que para expresarse cuenta con un reducido lenguaje hecho con
base en signos, sonidos y expresiones que se van poniendo de moda.
La lectura no sólo proporciona información (instrucción), sino que forma, crea hábitos de reflexión, análisis, esfuerzo, concentración... y recrea, hace gozar, entretiene y distrae. Una persona
con hábito de lectura posee autonomía cognitiva, es decir, está preparada para aprender por sí misma durante toda la vida.
En esta época de cambios vertiginosos en la cual los conocimientos envejecen con rapidez, es fundamental tener un hábito lector que nos garantice tener conocimientos frescos o actualizados,
pues ello nos vuelve laboral y académicamente más eficientes y competentes. Tener una fluida comprensión lectora, poseer hábito lector, hoy en día, es algo más que tener un pasatiempo digno de elogio, es garantizar el futuro de las generaciones que en este momento están formándose.
Asimismo, cuando no leemos, nuestra mente se mecaniza, el espíritu se hace insensible, la cultura se paraliza, la sociedad se vuelve superficial, las instituciones se ciclan y el progreso integral
se retrasa.
Por último, se requiere una estrategia común entre la familia, la escuela y otras instituciones sociales que faciliten, impulsen, incentiven y animen el hábito de la lectura en las diversas etapas de
los individuos. Sólo así lograremos avances importantes en el desarrollo integral de nuestra sociedad.
Si nuestras familias dedican tiempo a la lectura en este tiempo de coronavirus, ampliarán su cultura general, muy necesaria en diversas dimensiones de la vida. Usted, ¿qué piensa?
El autor es director de Humanidades del Tecnológico de Monterrey.
Presidente de Grameen de la Frontera. @rafaelroblesf