La vida vuelve a empezar con el otoño

La autora es comunicóloga y periodista.

Me detengo frente al espejo, me observo detenidamente con calma, no tengo prisa, admiro las finas líneas que poco a poco van enmarcando mi rostro, ellas han sido testigo fiel y recordatorio de las miles de carcajadas que han alimentado mi alma a lo largo de mis 45 “otoños”, pero también me recuerdan las lágrimas derramadas que han causado gran dolor, reparo en que así es la vida, la transitas como las estaciones del año, la jovial y alegre primavera, el efervescente verano, pero cuando llegas al otoño ¡oh, el maravilloso otoño!

Ves la vida de otra forma, la sientes diferente y no hay mejor manera de definirla, que como lo hace el novelista Patrick Modiano:

“A mí nunca me ha parecido el otoño una estación triste.

Las hojas secas y los días cada vez más cortos nunca me han hecho pensar en algo que se acaba, sino más bien en una espera del porvenir”.

Cierro los ojos, me imagino sentada en el campo sintiendo el aire fresco, deleitando la vista con la gama de tonos naranjas y marrones propios del otoño, viendo caer las hojas de los árboles, mismos que volverán a reverdecer, hay calma, se respira paz.

Para mí, la vida vuelve a empezar en el otoño, así defino esta estación, así defino cómo debería ser nuestra vida en la edad madura, no somos viejos pero tampoco jóvenes, aún contamos con energía, amamos y tal vez con mayor profundidad y entrega, nuestros sueños son reales, nos planteamos objetivos y proyectos por los que trabajamos, no nos andamos con rodeos, en el otoño de nuestras vidas tenemos la capacidad y el valor de fijarnos nuevos rumbos, tenemos esa maravillosa oportunidad de replantearnos cómo queremos transitar lo que nos reste de vida, nos arriesgamos a explorar, ansiamos vivir plenos y libres.

En el otoño de nuestras vidas, aprendemos a tomar las cosas con calma, a darle el justo valor a las personas y situaciones, admiramos la belleza de otra forma, no miramos, observamos, no oímos, escuchamos, nos damos permiso de sentir, de experimentar; a los hombres y las mujeres maduras que transitamos por el otoño nos envuelve una magia, un misterio que cautiva, que trasciende, nos volvemos atractivos en lo físico y en lo emocional, ¿Por qué?

Simplemente porque estamos conscientes de que el otoño es mucho más que hojas secas y días cortos, es más bien la espera de un porvenir, de vivir plenamente.

La autora es comunicóloga y periodista.

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