La posible guerra mundial de las vacunas

El autor es Doctor en Economía. Internacionalista.

Ya se ha pronosticado que las futuras guerras serán por el agua o la comida, pero actualmente, bajo la amenaza de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y por el control de la geopolítica mundial entre estas dos potencias militares junto con Rusia, el planeta continúa sufriendo por el recrudecimiento de la segunda o tercera ola de la pandemia del Covid 19.

Ahora, enfrentaremos el desvanecimiento de la esperanza en las vacunas, que hasta la fecha son insuficientes para contener con eficiencia y eficacia, el monumental problema multifacético y

multidimensional, que provoca la pandemia y sus efectos de mayor pobreza, peor salud pública, atonía económica y graves secuelas físicas, económicas, sanitarias, psicológicas y sociales, que en

muchos casos serán permanentes.

Esta “guerra” yano es con bombas, rifles o armas, no, esta vez sería con vacunas y medicinas. Las tres grandes potencias económicas y militares ahora se encuentran en una nueva pugna por

liderar la producción de vacunas contra la pandemia y venderla o distribuirla en la mayoría de los 193 países del mundo, con el principal propósito de obtener mayor influencia política, mayormente sobre las naciones más pobres y necesitadas de vacunas.

Pero el problema mayúsculo de la vacunación universal es que será necesario no sólo su producción masiva, sino sobre todo, la distribución efectiva, cuidadoso manejo, la compleja logística y correcta aplicación de cuando menos 10 mil millones de vacunas, en dos dosis, para una población objetivo de cinco mil millones de personas en todo el mundo. Se debe vacunar entre el 75% y el 85% de la población total, para que la inmunidad colectiva sea efectiva; y la población mundial rebasa los 7,500 millones de habitantes.

En esta difícil situación de compleja prospectiva están todas las naciones sin excepción, donde los países más ricos como los de la Comunidad Económica Europea, Japón, Australia, Nueva

Zelanda, Canadá y Estados Unidos, a los que se unen los grandes e importantes productores de vacunas como la India y China; probablemente generen y apliquen durante este mismo año

2021, las suficientes vacunas que ellos mismos necesitan.

La gran tragedia se cierne sobre los pobres países subdesarrollados, que infructuosamente imploran ante la Organización de las Naciones Unidas, ONU, y la Organización Mundial de la

Salud, OMS, por una justa distribución humanitaria de las insuficientes vacunas producidas, para que no las acaparen los poderosos países más ricos.

Empero, como en todas las guerras, el espíritu solidario o caritativo no prevalece nunca. No existe solidaridad universal. Los grandes países productores de las vacunas están forzados a

priorizar en sus propias necesidades, sus urgencias sanitarias también son extremas, y políticamente deben vacunar obligadamente, primero a su gente, hasta logar la inmunidad de rebaño

en su misma población, antes de vender por negocio, o donar como ayuda humanitaria sus vacunas hacia otras naciones pobres subdesarrolladas.

El papel de la ONU y la OMS, mediante la iniciativa Covax, que implora, ruega a los 7 países más poderosos del orbe para que compartan algunas de sus vacunas, es meramente simbólico.

Entonces, aquí no nos hagamos muchas ilusiones este año, con las vacunas que no llegan en cantidad suficiente; esto es, cuando menos 200 millones, para vacunar a 100 millones de

mexicanos y alcanzar la inmunidad de rebaño. Para lograrlo, intensifiquemos más nuestras precauciones.

El autor es Doctor en Economía. Internacionalista.

Maestro de Relaciones México-USA y Negocios Internacionales. Unison.