La navaja de James Bond (Fragmento de novela)

El autor es profesor en niveles de posgrado públicos y privados.

“El Mopet sudaba.

El sol no cedía.

Y Salvador caminaba incómodo.

La navaja en el bolsillo del pantalón parecía molestarle.

Sentía que le golpeaba intermitentemente sus piernas.

Era un pandillero con esa navaja.

Aunque no lo supiera, eso lo convertía en un bravucón cualquiera.

Un matón callejero.

En los ochentas del siglo XX hay muchos casos de asesinatos y riñas con ese tipo de navaja popularizada por las películas de James Bond.

Pero nada que ver con el agente espía elegante, sino todo lo contrario.

Eran casos de barrio loco, de jóvenes revoltosos en las colonias pobres de las ciudades.

Fue una pelea.

Uno de ellos tenía 18 años como ustedes Salvador y Gregorio.

Por eso digo que fue planeado por alguien como la Muñeca.

Estoy casi seguro que los utilizó a ustedes para sus fines de purificación pública.

El gran hipócrita en la primera época del neoliberalismo.

En una reclamación de un choque, surgieron los trancazos.

Uno de ellos sacó una navaja de tipo 007, con hoja de once centímetros, con la cual lanzó varios golpes, no a Daríoh, no hablo de ustedes Salvador y Gregorio, sino de otros pandilleros que hicieron lo mismo y se justificaron en el mismo sentido.

Dizque era para asustarlo, no querían matarlo.

Pero siguieron picándolo en la espalda y en los brazos, más otros dos piquetes a la altura del corazón provocaron la muerte, una de tantas muertes, de aquel accidente automovilístico.

Ahora sí me refiero a ustedes dos peones y amantes de la Muñeca.

Otros muchos casos de estos se registraron en los periódicos locales y nacionales de las décadas ochentas y parte de los noventas.

Mejor dicho, en los noventas ya casi no se usan las navajas.

Tú fuiste, Daríoh, uno de los últimos en morir con una navaja de pandilleros.

El pantalón de mezclilla te quedaba flojo, dijiste en tu declaración.

Te habían asaltado varias veces en la colonia Termoeléctrica guaymense por eso desde hacía un mes cargabas la 007, que en tu casa utilizabas para cortar verdura.

El sábado la habías limado en un afilador eléctrico.

En cierto instante, Salvador no soportó más y le pasó la navaja a Jesús Gregorio.

Esta acción fue de las más controversiales.

Ellos alegarán que nunca premeditaron juntos el asesinato.

La Muñeca ni sus ligas políticas o ligeros eróticos.

Y la navaja era para defenderse cuando iban de visita con las novias.

La madre de Salvador, como en el Apando, dirá que 5 veces habían asaltado a su hijo.

En cambio, el hijo sólo dirá que hacía dos o tres semanas lo habían robado una vez en esa colonia Termoeléctrica.

De esa forma, pensó la Muñeca mientras imaginaba una escena erótica y mortal en la que Daríoh moría, la navaja de James Bond pasó a ser la de un pandillero cualquiera y ya desfasado de los noventas”.

El autor es profesor en niveles de posgrado públicos y privados.

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