La era de la televisión que no es televisión
La autora es guionista, Maestra en Artes por la Universidad Napier de Edimburgo.
Desde hace ya más de cinco años que se habla de una “era dorada” de la televisión. ¿Pero a qué se refiere esto? Tan cerca ya de 2020, olvidamos a veces lo diferente que era ver televisión antes de la era del streaming.
Yo sentí el cambio tan gradual, que me tomó por sorpresa cuando me di cuenta lo mucho que han cambiado mis hábitos televisivos.
Me da flojera que los capítulos salgan cada semana; mejor espero que salgan todos juntos para poder “maratonear”.
Ver una película de dos horas me parece demasiado compromiso, pero sí puedo sentarme a ver 5 ó 6 capítulos seguidos de una serie.
Durante la maestría, un profesor nos pidió exponer sobre una serie web. La compañera más joven, Amber, hizo su trabajo sobre “Orange is the New Black”, la aclamada serie de Netflix que terminó este año. Cuando acabó de exponer, el profesor le dijo que se había equivocado, porque él pensaba en Youtube cuando hablaba de series web.
“Pero si no pasan esta serie en la televisión, es exclusiva de web”, le contestó ella con toda seguridad. El resto nos quedamos perplejos; Amber tenía razón. Le decimos “tele” a las series por la misma razón que le decimos “colgar” a terminar una llamada telefónica.
Hoy por hoy, hay más opciones de qué ver y dónde verlo. Esto tiene sus desventajas.
Desde que existe, la televisión ha sido parte de la socialización. Antes del streaming, era una experiencia colectiva hasta cierto punto. Llegar el lunes diciendo “¿Viste la novela?” o “¿Viste el final de ‘Expedientes Secretos X’?” es una forma de romper el hielo, abrir conversación, incluso hacer amigos.
Ver lo que quieras cuando quieras es conveniente, pero también significa que estamos más aislados. Yo soy fan de muchas series que casi nadie ve, como “Fleabag” en Prime y “Orphan Black” en Netflix. Son pocas las oportunidades que he tenido de charlar con alguien al respecto. Siento que me falta algo, y es porque esa siempre ha sido parte de la “experiencia” de la televisión.
Series como “Game of Thrones” y “Luis Miguel” nos han dado algo parecido, pero son la excepción, no la norma.
Mientras tanto, la industria ya se resignó a que este es el futuro. Se vienen nuevos servicios de streaming, cada uno con contenido original; Apple TV+, Disney+, Peacock (NBC Universal) son sólo algunos de ellos. A partir de 2020, será una verdadera guerra por tu dinero.
La otra cara de la moneda es que, con más contenido y nuevas plataformas vienen nuevas voces. Esta década ha visto series más interesantes, polémicas, retadoras, diversas. Yo supongo que esto sucede porque en lugar de querer atender a “todo público” o al menos el público más grande posible como lo hacían las cadenas de televisión, las plataformas de streaming atienden a públicos más selectos.
La comunidad LGBT, las personas de color (negras, asiáticas, latinos), personas transgéneras, con discapacidad y otras minorías se ven representadas casi por primera vez en pantallas. Hay mucho poder en la especificidad y es refrescante ver rostros, vidas y mundos diferentes de los típicos que por años dominaron la televisión. Esperemos que haya niños y niñas que crezcan sin saber lo que se siente no sentirse visto y escuchado.
La autora es guionista, Maestra en Artes por la Universidad Napier de Edimburgo.
Twitter: @alexamenexa