Hacia una economía digitalizada y robotizada
El autor es Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales y Profesor-Investigador, Universidad de Sonora.
La revolución digital y la robotización como base de la Cuarta Revolución Industrial o Industria 4.0 están avanzando a pasos agigantados en el contexto global, prueba de ello son el desarrollo de ecosistemas digitales que permiten una mayor usabilidad, portabilidad, accesibilidad y conectividad de los usuarios con millones de datos e información por medio de redes interconectadas, así como la fabricación de robots para incorporarlos a las industrias de alta especialización para incrementar la productividad laboral y competitividad económica.
En un estudio reciente Oxford Economics determina que en la actualidad hay 2.25 millones de robots usables en todo el mundo, cantidad que se multiplicó por tres en las últimas dos décadas.
Además, la empresa internacional estima que el número de robots se multiplicará de forma más acelerada en los próximos 20 años, llegando a 20 millones para 2030, de los cuales, 14 millones estarán en China, es decir, el 70% a nivel mundial.
El mismo reporte resalta que la política de industrialización robotizada de China se debe a tres tendencias relevantes:
1) la disminución de los costos reales en los procesos productivos por incorporar robots, debido a que los costos laborales por trabajador han aumentado en la última década;
2) los robots están programados con capacidades de adaptación a procesos cada vez más sofi sticados de aprendizaje y en contextos más variados en términos industriales; y
3) el aumento de la demanda de productos manufacturados en la búsqueda por posicionarse como el líder mundial en fabricación (Oxford Economics, 2019).
El escenario futuro de la digitalización y robotización en algunos países tendrán diferentes implicaciones y desafíos a nivel gubernamental y empresarial; sobre todo un reordenamiento de los puestos de trabajo por las presiones salariales, debido a que se crearán nuevos empleos por las industrias del mañana, pero también se quedarán desempleadas millones de personas por no contar con los perfiles laborales adecuados en cuanto a sus competencias y habilidades digitales para enfrentar este tipo de procesos, la sustitución o remplazo de trabajadores por máquinas, es una realidad.
Es un hecho que en los países menos desarrollados en términos económicos las consecuencias de una robotización industrial serán más profundas, por ejemplo con una mayor pérdida de empleos y presiones salariales en las industrias más especializadas por falta de perfiles idóneos, un incremento de la movilidad laboral por las fronteras ante la escasez de mano de obra por los cambios demográficos de la población en algunas regiones, y finalmente mayores problemas sociales como la migración, la pobreza y la desigualdad.
Por tanto, es urgente que se tomen medidas para diseñar y aplicar políticas públicas que impulsen el proceso de industrialización robotizada, el desarrollo de parques tecnológicos y científicos, y la articulación eficiente del Sistema Nacional de Innovación, además de políticas de empleo, trabajo y salariales acorde con los recientes y futuros escenarios económicos; todo ello, encaminado de manera inteligente para vincular empresas de base tecnológica que promuevan los encadenamientos globales y nacionales para generar mayor valor productivo y detonar el crecimiento económico en los distintos sectores y regiones del país, sin olvidar, el desarrollo social y sustentable de México.
Joel Espejel.
El autor es Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales y Profesor-Investigador, Universidad de Sonora. Twitter: @EspejelJoel