Ética para todos los niveles

El autor de esta columna es empresario independiente, Licenciado en Administración de Empresas, con maestría en Negocios Internacionales.

Hace unos días tuve la fortuna de presenciar un Webinar promovido por Business Partner en su segundo aniversario, sobre cómo “repensar” la ética en la nueva normalidad, impartida por el doctor Pablo Ayala Enríquez y donde con sus palabras nos estremece constantemente del cómo la ética empresarial viene a generar descontrol y pérdidas a nuestra empresa.

La ética a mi punto de vista viene a consolidarse dentro de las personas en su etapa adulta cuando ya su nivel profesional de estudios y laboral está tomando forma y se visualiza un crecimiento que no debería tener fin, teniendo como resultado el logro de nuestras metas.

Pero, qué pasó en nuestra etapa de niñez o adolescencia, dónde pusimos la raya de hasta aquí está mal hecho y hasta aquí está permitido.

Hasta dónde festejarle a nuestros niños que sean muy listos y le hayan quitado los dulces de la piñata a otro menor para tener más que los demás, o el lápiz o la pluma en la escuela porque perdió la propia.

Por qué mejor no fomentar desde temprana edad el respeto hacia los demás, incluso con el mundo animal, eso es algo en lo que debemos pensar constantemente como humanidad ya que si queremos en verdad un cambio de actitud tendremos que trabajar con los niños, que a pesar de que las condiciones escolares han cambiado siguen siendo los principales aprendices de la casa, de nuestras condiciones y forma de vida.

Ya en el ámbito laboral el doctor Ayala en su muy agradable plática nos comenta también de las ocho principales excusas (así las llamaré de forma personal) que tenemos para desviar la ética hacia una justificación propia y la cual, nos exonera en el interior de toda culpa para seguir por el camino que nos hemos trazado como justo y compartido, aunque muy en el fondo entendemos que algo no está bien.

·La justificación moral, donde, por qué los demás lo hacen y nosotros no.

·El etiquetado eufemístico de las acciones.

·La comparación paliativa donde lo que hizo el semejante es más grave de lo que yo hice.

·La disolución de la responsabilidad donde todos lo hicimos, no sólo yo.

·Desplazamiento de la responsabilidad.

·Distracción de las consecuencias.

·Deshumanizar a las víctimas.

·Atribución de la culpa ante las circunstancias.

No sé si alguno de los que están leyendo esta columna y lo cual se los agradezco, en algún momento de sus vidas han usado cualquiera de esas frases o excusas, cuando la verdad es tan sencillo reconocer el error y corregirlo, a lo que siempre tardamos más tiempo en justificar algo no justificable a solamente reconocer nuestro error, entonces apliquemos la ética a todos niveles, hagamos del ejemplo un estándar de vida y guiemos a las nuevas generaciones hacia algo más grande.

El autor de esta columna es empresario independiente, Licenciado en Administración de Empresas, con maestría en Negocios Internacionales.