Emociones resilientes
El autor es presidente Nacional del Colegio Mexicano de Profesionales en Gestión de Riesgos y Protección Civil, A.C.
A través del desarrollo de la inteligencia emocional resiliente podremos controlar las emociones para tomar decisiones correctas en momentos difíciles.
La inteligencia emocional es la habilidad de reconocer nuestros sentimientos y controlarlos, desarrollarla nos permitirá afrontar y controlar momentos difíciles tomando decisiones con objetividad.
Obviamente no existen recetas, al ser una habilidad se requiere conocimiento, convencimiento y llevarla a la práctica, equivocarte y corregirte, intentarlo una y otra vez, ser persistente hasta alcanzar el objetivo deseado.
Para lograrlo hay que descubrir en cada caso, cada emoción que se encuentra detrás de cada uno de nuestros actos y reflexionar su origen, lo cual es muy difícil, porque a quien inicialmente nos tendremos que enfrentar, es a uno mismo.
La alegría, la tristeza, el miedo y el enfado, son las cuatro emociones básicas a partir de las cuales se generan todas las demás.
Entenderlas de manera asertiva, ayudará a comprender cómo nos sentimos y por qué.
En efecto, estas cuatro emociones primarias producen otras que al mismo tiempo nos pueden engañar sobre lo que realmente sentimos, de ahí la importancia de desarrollar el autoconocimiento, ya que tener emociones no es malo y no debemos luchar contra ellas, por el contrario, tenerlas nos permiten saber qué sucede en nuestro entorno y sin ellas no podríamos reaccionar de manera adecuada.
La postura, expresión, manifestaciones fisiológicas son parte del lenguaje corporal que nos pueden ayudar a identificar nuestras emociones para reforzarlas o corregirlas, incluso controlarlas para evitar reaccionar de manera visceral.
Debemos entender que nuestros sentimientos son iguales a nuestras emociones, pero sobre todo, las expresiones serán directamente proporcionales al pensamiento que tenemos sobre dichas emociones.
En consecuencia, si modificamos nuestros pensamientos, modificaremos nuestros sentimientos, para bien o para mal.
Una manera de mejorar nuestros pensamientos para lograr un cambio positivo es trabajar en el desarrollo de ciertas actitudes como la empatía y la asertividad.
De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española (RAE), la empatía es la capacidad que tenemos de ponernos en el lugar de alguien y comprender lo que siente o piensa, y asertividad es lograr establecer un vínculo comunicativo sin agredir al interlocutor, pero tampoco sin quedar sometido a su voluntad.
Por lo tanto, puede comunicar sus pensamientos e intenciones y defender sus intereses.
Además, esas actitudes las podemos reforzar con otro tipo de conductas como no permitir que la negatividad nos invada; pensar en positivo rodeándonos de personas positivas; aprendiendo a decir “no” y aprendiendo de los errores.
Hoy vivimos tiempos difíciles, si resiliencia es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos (RAE), entonces sólo mediante la inteligencia y control de nuestras emociones podremos lograr salir adelante.
Charles Rozell Swindoll, pastor evangélico cristiano dijo:
“La actitud lo es todo en la vida, es un 10% lo que te pasa, y un 90% el cómo reaccionas”.
El autor es presidente Nacional del Colegio Mexicano de Profesionales en Gestión de Riesgos y Protección Civil, A.C.