Embarazo y lactancia: alimentación, nutrición y salud

El autor es Dr. en Ciencias Nutricionales.

(PARTE 1 DE 3)

Iniciamos una serie de tres columnas sobre la nutrición en embarazo y en lactancia; creo apropiado tratarlos de manera combinada. De hecho, se podría decir que la columna anterior es la  primera de cuatro, porque hablamos de la nutrición antes del embarazo. Su importancia es tal que, como vimos, una mala nutrición puede llevar incluso a que no haya embarazo.

¿Por qué es importante asegurar el consumo suficiente de algunos nutrientes? Habíamos comentado que son de particular interés hierro, calcio, vitaminas del complejo B, como ácido

fólico. Su deficiencia aumenta la probabilidad de desarrollar algunas enfermedades como anemia por deficiencia de hierro.

En momentos específicos durante el embarazo, los órganos y tejidos fetales crecen y se desarrollan más rápidamente. Los nutrientes esenciales deben estar disponibles en las cantidades

requeridas durante esos periodos para que el crecimiento y el desarrollo sean óptimos.

El caso lo ejemplificamos con dos nutrientes, ácido fólico y hierro, cuya deficiencia puede provocar problemas de salud. El ácido fólico es importante desde el inicio del embarazo, y su deficiencia aumenta el riesgo del desarrollo de defectos del tubo neural, como espina bífida.

Por eso se recomienda vigilar su consumo para todas las mujeres en edad fértil. El hierro se necesita porque la madre aumentará su volumen de sangre y requiere mas glóbulos rojos

que transporten oxígeno y alimenten la placenta; su consumo adecuado previene la anemia.

Los cambios en la composición corporal y funcionamiento del organismo durante el embarazo, siguen una secuencia específica. El orden de dicha secuencia es absoluto porque la exitosa

culminación de cada cambio depende del éxito y culminación del cambio previo en la secuencia.

La culminación de todo es la lactancia, porque todos los ajustes realizados por la madre, desde el embarazo, la incluyen como parte del proceso. En el embarazo se pueden identificar tres sistemas: el primero es el propio organismo de la madre, que incluye los cambios fisiológicos necesarios para un proceso exitoso; el segundo sistema es la placenta, que se desarrolla

al máximo para cumplir su función de oxigenar y nutrir los tejidos fetales; el tercer sistema es el feto, que aprovecha el óptimo desarrollo de la placenta, para lograr su máximo desarrollo posible.

Una óptima nutrición es fundamental para atender el desarrollo de los tejidos, cuya secuencia, considerando los tres sistemas, es la siguiente: 1) aumento del volumen materno de plasma, 2)

aumento en las reservas maternales de nutrientes, 3) aumento en el peso de la placenta, 4) aumento en flujo sanguíneo uterino y 5) aumento en el peso fetal.

Los cambios fisiológicos que se producen durante el embarazo se dividen en dos: los que se desarrollan en las primeras 20 semanas, y los que ocurren después de las 20 semanas del embarazo. Los cambios en la primera mitad son, para ella, de naturaleza “anabólica” (construir reservas para la siguiente etapa del embarazo), y los de la segunda mitad son de naturaleza “catabólica”

(usar las reservas para promover crecimiento y desarrollo fetal óptimos).

Esto significa que en la primera mitad del embarazo, el organismo de la madre utilizará los cambios fisiológicos que la acompañan, para desarrollar su capacidad de hacerle llegar al feto, durante la segunda mitad del embarazo, las cantidades necesarias de sangre, oxígeno y nutrientes. En esta primera mitad se lleva a cabo aproximadamente el 10% del crecimiento fetal.

En la segunda mitad, responsable del 90% del crecimiento, predomina la llegada de energía y nutrientes, tanto consumidos como almacenados por la madre, que promoverán el necesario

y óptimo crecimiento.

Al tiempo que para la madre la segunda mitad del embarazo es catabólica, el crecimiento fetal es un proceso anabólico, por la formación y acumulación de tejido, para el crecimiento y desarrollo.

Fuente: Judith Brown, Nutrition Through the LifeCycle. Fourth Edition, 2013.

El autor es Dr. en Ciencias Nutricionales.

Director General de Cultura de la Nutrición, A.C.

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