El tío Daniel

El autor es docente del Instituto Pedagógico de Posgrado de Sonora

(Fragmento de novela del autor de esta columna)

Daniel le volvió a decir a Gregorio que debería ser como sus amantes ¿Tú crees? ¿Cómo se les ocurre acusar a la Muñeca? En todo caso ¿No era eso lo que querías, Tarzán? Un pretexto para seguirlo encasillando, lo cazan y listo, llenado el expediente conservador del gobierno en turno, Muñeca ¿O preferirías hacerle honor a tu apodo del Moppet, el mono endeble fácil de manipular?

Eso bastó para que lo mataras, no pudiste darle unos fregazos y ya, decía Ramón el hermano mayor de Dany y tutor del Moppet, cuando la madre de este era pareja de Ramón. ¿Ahí conociste al tío Dany? ¿Te movió el tapete su doctorado en letras y con plaza en la Universidad? ¿Eso decían las malas lenguas del gobierno?

Fue en esa época en que Daniel conoció a Gregorio en la casa de su madre ¿Quieres raite? Está lejos la colonia Termoeléctrica,  ¿Y qué tiene? No te llevaré cargando, te llevo, súbete no a mi moto sino a mi carro, sonreíste Raphael, su doble carnavalesco, sirve que platicamos más y rompemos el hielo, vamos pues tío sé que no me comerás ¿Para qué seguir buscándolo, no te bastó con agradecerle su amabilidad y ya, adiós señor, muchas gracias? ¿Hubo alguna señal que te gustó?

¿Su ropa casual, su modo de hablar jovial y preciso, las curas que sacaba? Mejor no buscarlo y ponerte a trabajar en la herrería o donde fuera, pero no, ahí seguiste con él ¿La Muñeca, verdad, ella fue? ¿Me darías raite otra vez papito, háblame en doble sentido, búrlate si quieres, pero me darás dinero necesito comprar unas cosas? Claro, súbete al Jetta de modelo reciente ¿Eso te impactó? ¿Cuando entraste al auto sentiste que la modernidad del libre comercio había llegado en la figura del tío Dany?

¿Fue la Muñeca quien los encandiló con su discursito del primer mundo para México? ¿Quería festejar su cuarto año de gobierno? ¿Se creía intocable la corrupta? La Muñeca se creía invencible,

dijiste entre risas, la cara maquillada, las enormes pestañas abanicando, en pleno carnaval guaymense del 93, blindado por el nuevo regimen de tecnócratas y cultureros orgánicos y ¡pum! abriste la sombrilla, una lluvia de confetti se desparramó entre el montón de gente de El Montecarlo. Fue la señal para que tú empuñaras la 007, preparaste la cuchilla, aprovechando la posición

de espaldas en que Salvador tenía a Daniel sobre la King Size.