El sentido de la vida
El autor es Director de Humanidades del Tecnológico de Monterrey Campus Sonora Norte.
“La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar”: Thomas Chalmers, escritor escocés.
Algunos pensadores coinciden en la idea de que la vida es, para cada quien, una sucesión de facilidades y dificultades.
En ocasiones, unas y otras llegan combinadas.
De ser así, la ciencia o el arte de vivir consistirían en saber resolver los problemas que la existencia nos plantea y en aprovechar al máximo las situaciones favorables que nos ofrece.
Así el saber actuar de acuerdo a las circunstancias, implica estar despiertos, alertas, conscientes, para poder percibir lo que la vida nos presenta y decidir en consecuencia.
Hay personas a las que la vida ha proveído de las más variadas facilidades.
Nacieron en un hogar sin problemas económicos o de otro tipo, cuentan con una apariencia física atractiva y sobra quien les ofrezca oportunidades.
Para colmo de su buena suerte, son conscientes de sus dones, lo cual propicia que todo lo que emprenden marche como sobre rieles.
Otras, en cambio, por vivir distraídas o inconscientes, de poco les sirven unas condiciones tan favorables como las descritas.
Otras más, a causa de las circunstancias, y a veces por su propia inconsciencia, siempre están enfrentando dificultades.
Tenemos diversos ejemplos de famosos que en medio de sus atributos personales han evidenciado insatisfacción existencial y se han metido en “camisa de once varas” por no saber gobernar sus vidas.
Por otra parte, hay gente tan rara que no se conforma con las dificultades que la vida le presenta, sino que se inventa otras.
Una persona conocida le echa la culpa de sus fracasos laborales a sus compañeros y jefes.
Cree que le tienen envidia, mala idea, que le ponen trabas para no dejarla llegar a donde quiere.
No se ha dado cuenta de que sus enemigos y los obstáculos de los que habla sólo existen en su cabeza.
Según Martín Seligman, psicólogo de la Universidad de Pensilvania, la diferencia entre las personas no consiste en la cantidad de problemas u obstáculos que cada quien tenga en su existencia, sino en la manera como un individuo interpreta lo que acontece en su vida.
Tenemos ejemplos positivos de los estadistas Nelson Mandela, Lech Walesa y Barack Obama que en medio de las adversidades de sus vidas privadas y públicas han generado cambios y mejoras en sus respectivos países.
Asimismo tenemos el gran ejemplo del fallecido Steve Jobs, fundador de la empresa Apple, que aún siendo un hijo adoptado creció con una alta autoestima que le permitió cambiar la realidad tecnológica y cinematográfica del mundo actual.
Si la vida es una sucesión de facilidades y dificultades, y el propósito nuestro ser felices, sería deseable que alguna de estas dificultades u oportunidades tuviera la virtud de sacudirnos y despertarnos, para que veamos la realidad con nuevos ojos, para que aprendamos a manejar o a eludir las dificultades y a sacarles el jugo a las oportunidades que el destino nos depare.
Si no lo hacemos así, seremos unas personas en continuo sufrimiento.
Y si la vida es muy corta, ¿para qué sufrir tanto? Usted, ¿qué piensa?
El autor es Director de Humanidades del Tecnológico de Monterrey Campus Sonora Norte.
Presidente de Grameen de la Frontera.
Coordinador del Programa de Liderazgo para Jóvenes RYLA en el Distrito 4100 de Rotary International.
@rafaelroblesf